Habemus Representante
Por: Rodrigo Báez Vallejo
Conozco muchas personas que se declaran apolíticas sin problema alguno, algunas de ellas aprecio mucho y a veces hasta admiro su respetable posición, porque a mí, que no pertenezco al gremio de los personajes públicos, me apasiona el tema y de vez en cuando éste ha sido objeto de preocupaciones, impaciencia, discusiones (la mayoría de las veces fructíferas y provenientes de agradables tertulias) y atractivo misterio. Les admiro porque, además de su alto nivel cultural y sus acertadas ideas para desarrollar una imaginaria campaña electoral (“…si yo fuera candidato lo primero que le diría a la gente es que no le voy a hacer favores a nadie, les diría que me dedicaría sólo a resolver los problemas de la comunidad… por eso es que nadie votaría por mí…” dijo uno de mis mejores amigos) tienen sensibilidad social y siempre tienen en sus toldas obras de caridad y actividades de servicio voluntario que hacen periódicamente de manera anónima. Eso, para mí, los ubica dentro de un grupo de personas con una capacidad enorme para liderar una campaña política de opinión.