Por: Jorge Gomez Pinilla.
Comienzo con un mea culpa: me equivoqué en mi columna anterior, cuando vi inminente una alianza entre Germán Vargas y Álvaro Uribe a partir de un trino de este último: “Cualquier reunión con el ex VicePte Dr. Germán Vargas o semejante, sería previamente informada a la ciudadanía”. Sumado a la cuña de Cambio Radical contra las Farc sobre una mesa de billar, coincidente con las tesis del Centro Democrático, parecían coqueteos previos a algún acuerdo.
Pero no. Se ve inminente más bien una cruda batalla a descampado entre estos dos ‘enemigos’ por atraer los votos de la derecha, algo que en el caso de Vargas podría entenderse como un ajuste de cuentas por el atentado con carro bomba que le hicieron en 2005, y cuya explicación se enmarca en la primera pregunta que se hace un detective frente a la escena del crimen: ¿a quién beneficia esto? Descartada la participación de las Farc, el principal sospechoso siempre fue el mismo DAS que debía evitarlo, entonces bajo la dirección del que para Uribe sigue siendo un ‘buen muchacho’, Jorge Noguera, condenado a 25 años de prisión por el asesinato del profesor Alfredo Correa De Andréis. (Ver video).
Lo coincidente reside en que ambos están dedicados a aplicar la consigna del ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels: individualizar al adversario en un único enemigo (las Farc), y meter susto. Esa misma estrategia la usaron para ganar el plebiscito, solo que en aquella ocasión sembraron el miedo a la dictadura homosexual, a grito herido: “¡defendamos a nuestros niños!”.
Hoy Vargas y Uribe están obligados a desarrollar el mismo libreto anti-Farc, para ocultar lo que en realidad los hermana: que sus respectivos partidos están carcomidos hasta los tuétanos por el cáncer de la corrupción. Ello explica por un lado que los candidatos del CD no logren levantar vuelo en las encuestas, y por otro que Vargas haya preferido lanzarse por firmas (que le recoge su partido, vaya contradicción…).
Sea como fuere, la jugada de Vargas es digna de admirar: juega rudo cuando apuesta sus restos en un garito donde no puede atacar a su contrincante, pues se ganaría la animadversión de quienes pretende conquistar. Así que prefiere robarle sus votos con halagos, como cuando le dijo a Noticias Caracol que la pretensión de las Farc con la JEP es enjuiciar a Uribe. Pero este ya se olió las verdaderas intenciones de su supuesto aliado, porque prefirió marcar distancia: durante un evento en Sincelejo se refirió a la incoherencia de aquellas “personas que votaron por el Sí, (…) candidatos a la Presidencia que nos decían guerreristas, se rasgan las vestiduras diciendo que cómo les van a permitir a los señores de las Farc hacer política”. (Ver noticia).
Hoy estos dos pesos pesados de la política luchan cada uno por su lado para pasar a la segunda vuelta, convencidos de que quien lo logre se hará a la Presidencia de Colombia con los votos de su rival y de todos los que hayan quedado contagiados por el influjo que ambos irrigan, el del miedo a que las Farc impongan ya no la dictadura homosexual, sino la del castrochavismo.
Tal vez fue Fouché quien afirmó que “la verdadera historia siempre es clandestina”. Del mismo modo que siguen clandestinos los autores del carro bomba contra Vargas, faltaría ver si le cabe razón a Matador cuando en caricatura reciente imaginó un pacto secreto (o sea clandestino) entre Santos y su ex vicepresidente:
VARGAS: Fingimos que peleamos, luego gano las elecciones gracias al apoyo de Uribe…
SANTOS: …y después lo traicionas. (Ver caricatura).
Es por eso que quien menos fácil la tiene es Álvaro Uribe. Él sabe que para pasar a segunda vuelta su candidato debe enfrentar a tres poderosos enemigos: Santos desde la presidencia, Vargas Lleras desde su sinuosa afinidad ideológica, y una coalición de centro-izquierda en la que desde ya se vislumbran planilladas cinco fuerzas: Partido Liberal (De la Calle), La U, Alianza Verde (Claudia López), Compromiso Ciudadano (Fajardo) y Polo Democrático (Robledo). ¿Qué pasará con Petro y Clara López? Amanecerá y veremos…
Fuentes dignas de todo crédito –y al contado- especulan sobre un ‘guardado’ que Germán Vargas le tendría a Uribe, para destapar por persona interpuesta tras haberlo derrotado en primera vuelta, con el propósito de conquistar ya no solo los votos de la derecha sino también los del centro electoral, más numeroso que el que se alinea en los linderos de la izquierda.
No es fácil hacer vaticinios frente a lo que se avizora como la más sucia de todas las campañas, pero de entrada luce como imposible una eventual alianza entre Uribe y Vargas antes de la primera vuelta, ni lo permitirían los cinco candidatos del CD (¡ni Alejandro Ordóñez!).
Así las cosas, la coyuntura actual que muestra a Uribe y Vargas compitiendo por los mismos votos, se convierte en la hora soñada para una amplia coalición de centro-izquierda que arrase en primera vuelta. Miren a ver pues señores Humberto de la Calle, Claudia López, Sergio Fajardo, Gustavo Petro, Jorge Robledo y Clara López.
Es ahora o nunca.
DE REMATE: Las imágenes que puso a circular la congresista Margarita Restrepo con unos políticos rivales amordazados, muestran la desesperación en que se halla el Centro Democrático y advierte sobre los peligrosos alcances que tendrán los estertores de esa fiera herida. Se le abona a Caracol Radio su responsabilidad social cuando ilustró la noticia con una sombra oscura, que señala a ese partido como ligado a prácticas propias de la tenebrosa Mano Negra. (Ver noticia).
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Tomado de El Espectador