Por: Jairo Andrés Amaya García
Lo dice claramente Dinero, la más importante revista económica de Colombia: «En un área del Magdalena Medio hay una de las reservas más grandes del mundo de NO convencionales que dicen puede ser de 30.000 millones de barriles de aceite original».
Es importante aclarar que cuando dicen «NO convencionales» quiere decir que su exploración se llevaría a cabo mediante el sistema conocido como ‘fracking’.
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Este tema de la ‘Exploración No Convencional’ tiene sus cosas ‘buenas’, ‘malas’ y ‘feas’.
¿QUÉ ES LO BUENO?
Por supuesto, todo lo que se deriva de esa inmensa cantidad de reservas petroleras que tenemos en nuestro subsuelo que, de ser ciertas, nos garantizaría por 25 años más, ingresos provenientes de la renta petrolera, cifra nada despreciable, especialmente si parte de esos recursos están destinados a la generación de empleos, se invierten en lo social y aportan para la construcción de nuestro desarrollo.
La renta petrolera le genera cuantiosos ingresos al país, siendo el petrolero el sector con la mayor eficiencia tributaria en imporrenta.
Además, el conjunto total de gravámenes tributarios y contractuales del sector petrolero le aseguran a Colombia obtener la mayor cantidad de renta posible, con base en las diferentes variables que generan valor en el negocio petrolero.
En materia tributaria, el sector petrolero tiene la relación impuesto causado sobre renta ordinaria ubicada en alrededor del 32 por ciento. Esta es la tasa efectiva más alta del país, superando cualquier otro sector económico, de acuerdo con las cifras que reporta la DIAN.
Como si fuera poco, el sector petrolero genera el 24 por ciento de sus ingresos por impuesto de renta al Gobierno Nacional.
Para que ustedes, mis amables lectores, tengan una idea de lo que representa la industria petrolera en Colombia, basta con que sepamos que entre los años 2017 a 2018 se estableció el Presupuesto del Sistema General de Regalías (SGR) por $ 14,5 billones, para consolidar el desarrollo en las regiones y que se verá reflejado en proyectos estructurales que beneficiarán a todos los colombianos.
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FINDETER logró aportar a la transformación de las regiones colombianas con la financiación de más de 370 proyectos en sectores como infraestructura y transporte; vivienda, agua y saneamiento básico; salud y educación; energía e innovación y TIC´s. Con estos recursos —provenientes de la ‘renta petrolera’— se beneficiaron las poblaciones de más de 160 municipios del país.
Lo anterior, sin contar con la generación de empleo que genera este sector, que para el caso particular de Barrancabermeja ha sido y es la columna vertebral de nuestra economía.
Así las cosas, esto no es tan fácil como llegar a decir que «se cierre inmediatamente la Refinería de Barrancabermeja y se clausuren los pozos de La Cira Infantas», como parece predican ya algunos.
¿QUÉ ES LO MALO?
Que, paradójicamente, así como el petróleo ha sido ‘fuente de bienestar’ (de manera directa e indirecta para muchos ciudadanos), hay mucho abandono por parte del Estado, especialmente en las zonas de donde se extrae este valioso recurso.
Las comunidades aledañas a esas zonas se cansaron del mismo ‘cuento de siempre’ (que hay una licencia ambiental, que hay unas obligaciones sociales de cumplimiento) pero en la realidad NO se ve que a los municipios donde llega el petróleo o la minería haya una mejor calidad de vida para los habitantes de esas regiones.
Un caso lamentable y dramático se vive en el corregimiento El Centro, con una población de 25.000 habitantes y que el próximo año va a cumplir 100 años de estar generando riqueza y trabajo a los colombianos y hoy no cuenta con los elementos básicos de infraestructura, acueducto, alcantarillado, vías y puestos de salud.
Si Ecopetrol va a utilizar las áreas de El Centro (La Cira Infantas) para exploración de YNC (Yacimientos No Convencionales) —antes de arrancar con el proceso— la empresa debe llegar con una ‘oferta de mejoramiento de la calidad de vida de estas comunidades’ para que haya receptividad por parte de la población frente a los proyectos.
Sin embargo, con ellos, (los habitantes de El Centro), siempre ocurre todo lo contrario, llegan los ejecutivos de Ecopetrol con los proyectos, prometen más calidad de vida, pero todo se queda en el papel, porque arriban a la región muchos ciudadanos provenientes de toda la geografía nacional, (atraidos por la ‘fiebre del oro negro’), que encarecen la canasta familiar y los bienes y servicios producidos en la región y para colmo de males —de la mano con los proyectos— una depravación del medio ambiente.
Es doloroso decirlo, el abandono ha sido histórico no solo en El Centro, sino en todas las regiones minero y petroleras del país, lo que trae como consecuencia que las comunidades reaccionen frente a esta situación, (que ya viene siendo planteada por la Corte Constitucional desde hace algunos años) y es que se están ignorando los ‘derechos fundamentales’ de esas comunidades que están en los territorios y desconociendo los patrones culturales, sociales y ambientales de esas zonas.
No podemos permitir que les entregan a las multinacionales unos bloques inmensos para la exploración —en muchos casos bloques que alcanzan hasta las 300.000 hectáreas— y les entregan licencias ambientales como un ‘cheque en blanco’ y no se tengan en cuenta a las comunidades.
Lo primero que hay que dejar en claro es que «defender el medio ambiente NO significa estar en contra de la minería». Se trata de un gran llamado de atención al gobierno nacional y a Ecopetrol porque hay que revisar una cantidad de cosas.
PRIMERO: El gobierno y Ecopetrol deben jugar un liderazgo mucho más activo. En los últimos 15 años los gobiernos de Uribe Vélez y Juan Manuel Santos han otorgado más de 8000 títulos mineros y 19.000 más están en estudio, es decir se disparó el ‘boom de la minería’, pero muchas veces a los Alcaldes ni siquiera se les informa lo que se pretende hacer en sus territorios, mucho menos a los habitantes de las regiones. Eso no debe seguir siendo así.
El problema es que mientras tanto el Estado sigue amenazando con más impuestos, amenaza con incrementar el precio de la gasolina y en nuestro caso particular con no autorizar el PMRB (Plan de Modernización de la Refinería de Barrancabermeja) con tal de imponer su modelo minero energético extrasivista.
SEGUNDO: Ecopetrol y las empresas petroleras contratistas deben revisar la manera como se relacionan con las comunidades. Es lamentable pero en Colombia las mismas empresas contratistas se vuelven el Estado en esas comunidades, porque el Estado nunca llega a las comunidades. Muchas veces las empresas tienen que llegar a suplir lo que NO ha hecho el Estado y quizas en eso tengan razón las empresas contratistas, en exigir un ‘Estado más fortalecido’ para llegar a estas zonas.
TERCERO: Hay que discutir también la actividad de las autoridad ambiental, como es el caso particular de la CAS en Santander donde hay muchas dudas si es ‘autoridad’ y si es ‘ambiental’ y si en realidad representa los intereses del Estado y de las comunidades. El caso sucedido con la doctora, Flor María Rangel, ex directora de la CAS, que hoy está privada de la libertad por corrupción y particularmente por un caso sucedido en Barrancabermeja, dejan mucho que desear.
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La autoridad ambiental debería estar vigilando una amplia severa y vertical regulación en materia ambiental y no como hasta ahora que solo giran ‘cheques en blanco’ a contratistas, muchas veces violando la ley y sin medir consecuencias ambientales.
La autoridad ambiental es débil, NO le hace un seguimiento adecuado al tema ambiental. Cuando se presentan los problemas nunca están ahí y jamás se ven reflejadas multas fuertes frente a quienes causan daños ambientales.
Yo, personalmente, entiendo que el mundo debe ir encaminado hacia una ‘economía verde’ donde lo ambiental sea fundamental. Eso lo entendemos todos.
En Francia —con todos sus avances— país que se direcciona hacia una ‘economía verde’, se está planteando que a partir del año 2025 aspiren a tener el 80% del parque automotor eléctrico, pero no podemos olvidar que esos son procesos y corresponden al contexto económico y al desarrollo potencial que tengan las comunidades. Francia como potencia mundial nos lleva una gran ventaja.
Así las cosas, debemos caminar hacia una ‘transición’ de energías limpias y renovables, pero eso no es tan sencillo como apagar las 2 refinerías y cerrar los campos de producción. Lo dice el dirigente sindical, Edwin Palma Egea: «Está en juego el futuro del sector minero energético del país que le deja grandes ingresos a la nación y genera más de 175.000 empleos a nivel nacional».
¿QUÉ ES LO FEO?
No podía dejar la oportunidad de escribir sobre el tema. Me refiero en Barrancabermeja a una serie de ‘seudo ambientalistas’, que esconden intenciones políticas ocultas, que antes de proponer y construir en asuntos ambientales se les ve más interesados en ‘joder’ al Alcalde y hacerle la vida imposible al gobierno.
No hay peor comodidad que la de los ‘buenos’, los que «creen que piensan bien y que todos los demás piensan mal o actúan peor». Están siempre seguros de su ‘moral superior’ y de las fallas de los otros.
Todo les huele a ‘chanchullo’, a ‘coima’, a ‘robo’. A veces pienso que ven reflejados en otros lo que ellos, en el subconsciente, quisieran tener para sí.
Historiadores de ‘medio pelo’ que contaminan tanto con su ‘veneno personal’ como se contamina el medio ambiente. Son personajes ‘tóxicos’ como los mismos gases de la refinería.
Desde sus madrigueras virtuales siempre viven pensando en la maldad, en el doble sentido, con malicia. Todo lo critican pero no aportan nada. Dicen que «todo funciona mal» pero no se les oye una sola propuesta positiva y lo peor es que muchos de ellos tuvieron más de 30 años en la vida pública para mostrar algo y no dejaron nada.
Por ejemplo, se rasgan las vestiduras con el fracking pero no proponen el reemplazo económico de cómo explorar 30.000 millones de reservas de crudo en nuestra región.
Así son ellos: «Son la nada que no dice nada pero tienen superioridad moral».
Ya para finalizar quiero dejar (3) tres temas que permitirán dejar el debate abierto:
PRIMERO: Aquí no se puede ‘negociar’ la Constitución Política, la autonomía territorial y los derechos fundamentales de las comunidades para que se desarrolle una actividad impuesta. Todo debe ser correctamente negociado, primando el derecho fundamental de las comunidades.
SEGUNDO: En Colombia ese debate del SI o el NO poniendo ‘Petróleo o Agua’ nos está llevando a unas decisiones apresuradas sin saber qué vamos hacer en materia laboral y económica. Deben existir términos medios y sobre ellos debemos negociar.
TERCERO: Petróleo si pero de manera responsable.
¡¡¡ Ahora ustedes tienen la palabra!!!
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JAIRO ANDRÉS AMAYA GARCÍA es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL. Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]