La comunidad está cada vez más preocupada por el incremento de la inseguridad que afecta especialmente a las mujeres.
En las últimas semanas se ha visto un incremento de hechos relacionados con violencia hacia la mujer, agresiones, asesinatos y desapariciones, lo que ha despertado una profunda preocupación y una creciente alarma.
Lo peor de la situación es que hay cada vez más especulaciones y rumores, y muy poca información oficial. La gente está preocupada porque se escuchan frecuentemente situaciones que muestran el deterioro en la situación de seguridad de las mujeres.
Lo más alarmante es que las autoridades, distritales, departamentales y nacionales, han sido incapaces de reaccionar frente a lo que está pasando. No hay información oficial clara frente a las denuncias que se presentan en redes sociales y un manto de incertidumbre crece cada día.
Y para hacer más crítica la situación las entidades responsables de investigar y judicializar a los responsables de esos hechos no dan resultados.
Hay una creciente indignación frente a la lentitud en el actuar de la justicia, la impunidad parece reinar a los ojos de la población que le reclama a la fiscalía más eficiencia y resultados en su trabajo pues es claro que la violencia contra la mujer no es castigada, y eso se convierte en un estímulo perverso que genera más inseguridad.
Ni hablar de las autoridades de policía, especialmente reactivas, que no han podido generar una percepción de seguridad entre la comunidad ni mucho menos prevenir que se sigan presentando casos.
Lo mismo sucede con las autoridades distritales y departamentales que simplemente están desconectadas con la realidad social y las demandas de las mujeres en Barrancabermeja.
El gobierno distrital no ha reaccionado frente a lo que viene sucediendo y eso incrementa la incertidumbre y el inconformismo social.
La lentitud para activar las diferentes instancias que podrían generar acciones que reviertan la situación realmente preocupa a la ciudadanía.
No se ha convocado un consejo de seguridad específico en la materia o se han emplazado reuniones de los consejos de política social, víctimas del conflicto armada, de la juventud, entre otros, que permitan conocer las preocupaciones de la comunidad y generar acciones de respuesta.
Hay que señalar que la violencia contra la mujer no es un fenómeno nuevo, lamentablemente es un problema estructural que ha sido pobremente combatido por el Estado.
Pero también hay que señalar que estos tiempos de pandemia, y de cuarentena, han aumentado el riesgo de las mujeres y que el Estado, a todo nivel, se ha visto incapaz de generar mejores condiciones de seguridad.
Las deficiencias en las acciones sociales por parte del gobierno, incluido la protección y cuidado de las mujeres, ha sido una constante y la actual situación es prueba de ello.
Es necesario que el gobierno reaccione y empiece a actuar de manera decidida, generando confianza y seguridad para las mujeres.
No es posible seguir es un estado de vacilación e irresolución permanente.
Las mujeres de Barrancabermeja reclaman un liderazgo decidido del gobierno distrital que encare la situación, implementando acciones que redunden en un ambiente seguro para toda la población, en especial aquellos sectores que están siendo vulnerados, y habría que incluir no solo a las mujeres, también a los menores y la población LGBTIQ+.
El distrito cuenta con organizaciones sociales y de la mujer, así como instituciones académicas, capaces de apoyar al gobierno en el análisis de la situación, en el abordaje social y en el aprovechamiento de instancias de participación donde se puedan construir respuestas a la situación que se vive.
No es aceptable que la percepción de inseguridad se mantenga o crezca. Las mujeres barranqueñas reclaman posiciones claras y respuestas inmediatas, que hasta el momento brillan por su ausencia.
La respuesta estatal frente a la situación de la mujer debe ser contundente, además debe estar acompañada de resultados en el corto, mediano y largo plazo.
Inaceptable que las mujeres sigan reclamando derechos y libertades en pleno siglo XXI frente a la mirada impávida de instituciones estatales.
Es el momento de que la población en general, las organizaciones sociales, comunitarias, políticas y gremiales, academia y Estado unan fuerzas para generar las condiciones para el goce efectivo de los derechos de la mujer, la equidad de género y las garantías sociales, políticas y económicas que reclaman.
Llego el momento de hacer el llamado y proclamar “Ni Una Más”, convertir como socialmente inaceptable cualquier tipo de agresión contra la mujer y construir relaciones sociales bajo marcos de verdadero respeto hacia las mujeres, donde la impunidad, la discriminación, la explotación y el irrespeto sean superados.
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