Por: Ariel Ávila
Un candidato de cualquier alcaldía puede ser de una ciudad intermedia, un pequeño municipio o una gran ciudad primero tiene que ir a negociar el aval con un miembro de un partido político, si es un candidato muy conocido les piden apoyo participativo y burocrático o en otros casos les cobran por el aval.
En ese caso puede valer hasta doscientos o trescientos millones la compra de un aval, incluso hay candidatos que les encantan las coaliciones y que «tienen 3, 4 o cinco avales» y están negociando cargos burocráticos y la compra del aval.
Algo más dramático que en principio parecería que defendiera la democracia son los famosos movimientos que recogen firmas y esto lo hacen candidatos tradicionales, super conocidos que van al final a tener avales de todos los partidos, pero lo hacen para «hacerle trampa» al sistema electoral, porque cuando usted recoge firmas, puede comenzar la campaña, dos o tres meses antes y así, como se dice popularmente, mamarle gallo al sistema electoral.
Ese es el primer momento, cuando tu consigues el aval, vas y buscas plata para pagar ese aval (o avales) quedas empeñado con ese partido político y luego, que es el segundo momento, tienes que conseguir más plata aun para la campaña.
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