La base militar de Lizama está ubicada en el corregimiento de La Fortuna, que pertenece a la ciudad de Barrancabermeja. Este sito —por su ubicación— es estratégicamente «privilegiado», debido a que está localizado en todo el centro de la región del Magdalena Medio y desde allí, por modernas autopistas, conecta con Bogotá y hacia el sur del país (Ruta del Sol-Sur), además hacia el norte con la costa Caribe (Ruta del Sol-Norte) y hacia el este con la ciudad de Bucaramanga y todo el oriente colombiano a través de la Ruta del Cacao.
La distancia entre Barrancabermeja y La Fortuna es de solo 35 kilómetros y eso —repito— nos convierte en una ciudad región privilegiada.
Sin embargo, lo que debería ser una «fortaleza» para Barrancabermeja, por su excelente ubicación geoestratégica, se ha venido convirtiendo —poco a poco— en todo lo contrario, pues en ese sitio, por cuenta de esta «ubicación», por ahí pasan y se vienen reflejando todos los problemas del país.
Lo más grave es que La Fortuna no cuenta con una Estación de Policía que atienda, directamente, con personal uniformado los asuntos relacionados «con el manejo del orden público y la seguridad ciudadana» y en su reemplazo sus pobladores tienen que acudir al Ejército Nacional, que ni es su misión constitucional, ni están formados para atender este tipo de problemas.
Por La Fortuna pasan todas las semanas las famosas «barras bravas» de los equipos de fútbol que juegan en los diferentes estadios del país y como es paso obligado por ser punto de convergencia de las principales carreteras del país, allí pernoctan muchos de estos desadaptados sociales y proceden a cometer toda clase de fechorías.
Además, en el corregimiento de La Fortuna, debido a la fuerte ola de inmigración de venezolanos, instalaron allí una «casa de albergue» en donde hacen sus necesidades fisiológicas, se bañan y descansan, aprovechando la ubicación del poblado y mientras deciden qué camino seguir, muchos se quedan allí o se dirigen a la localidad más cercana: Barrancabermeja.
Pero lo más grave de todo este drama que se vive en el corregimiento de La Fortuna, es la consolidación del negocio del microtráfico, que, al igual que en todas las ciudades del país, han venido instalando «ollas» de venta de estupefacientes al menudeo, que vienen destruyendo el tejido social de nuestra niñez y juventud, frente a la impotencia de los ciudadanos de bien que poco o nada pueden hacer frente el desbordado crecimiento de este negocio criminal.
La situación es tan grave —y eso ya es vox populi en todos los sectores de nuestra sociedad— que incluso el consumo ha llegado hasta las mismas filas de nuestros muchachos en el Ejército Nacional, que se ven inmersos en la oscuridad de esta tragedia, que casi siempre termina destruyéndoles su proyecto de vida y que viene siendo motivo de alarma al interior de nuestras fuerzas armadas.
En medio de todo este confuso panorama, un muchacho traspasó los límites de la base militar de Lizama. Con ocasión de este hecho, un cabo que estaba al servicio de ese grupo disparó contra el piso, no le disparó a la persona, pero en el rebote del proyectil fue herido un menor de edad, que posteriormente falleció en un centro asistencial de Barrancabermeja.
NO quiero dar mi opinión sobre si estuvo bien o no que el soldado disparara su arma de dotación oficial contra el joven menor de edad. Espero más bien que sean las autoridades las que, finalmente, se pronuncien sobre el tema y sea un juez de la república el que escuche a las partes y emita un fallo.
Por un lado el Fiscal General de la Nación (e), doctor Fabio Espitia, inicialmente asegura que en el caso de la muerte del joven Rafael Caro, de 16 años, en la base militar de Lizama, «no se presentó homicidio doloso, es decir, no hubo intención de matarlo».
Entre tanto, los familiares del joven exigen justicia por este hecho, porque consideran que al soldado «se le fue la mano» respondiendo con su fusil a una simple agresión con palos y piedras. El senador, Gustavo Petro, en su cuenta de Twitter reprochó la actitud del Ejército y se refirió al sentido de «proporcionalidad» que rigen los códigos de ética frente a un ataque.
En teoría militar y derechos humanos hay un principio universal que es la proporcionalidad de la fuerza:
Si el atacante esta desarmado no se responde con armas de fuego. Es exactamente lo que se ve en Venezuela en caso de opositores desarmados tiroteados desde una base militar https://t.co/ItjCN1YOHT
— Gustavo Petro (@petrogustavo) July 29, 2019
Sin duda, el hecho ha generado tensión entre los habitantes del corregimiento de La Fortuna, los miembros de la fuerza pública y en general en todo el país, que ha conocido los videos que sobre el tema han circulado por las redes sociales.
Sin embargo, hoy, lo más urgente es que la Policía Nacional y en general todo el aparato estructural del Estado colombiano (Alcaldía, Gobernación, Ecopetrol, Presidencia de la República), le pongan atención a este problema del corregimiento de La Fortuna que —por cuenta de su ubicación estratégica— puede terminar explotando al mejor estilo de una «olla a presión».
En Barrancabermeja —después de construidas todas estas modernas autopistas— somos privilegiados al disfrutar de esta ubicación, pero debemos estar preparados porque por cuenta de ese mismo «privilegio geoestratégico» nos están entrando todos los problemas y las tragedias del país.
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ROSBERG PERILLA PÉREZ es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL. Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]
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