
La reciente suspensión temporal de una línea de crédito de emergencia por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) para Colombia ha desatado una oleada de declaraciones cargadas de cinismo y descaro por parte de personajes como Mauricio Cárdenas y José Manuel Restrepo.
Ambos, exministros de Hacienda —Cárdenas durante el gobierno de Juan Manuel Santos y Restrepo durante el de Iván Duque—, ahora intentan lavarse las manos sobre el estado actual de la economía colombiana, cuando son precisamente ellos quienes tienen responsabilidad directa en el sobreendeudamiento que enfrenta hoy el país.
La deuda se adquirió con Santos y Duque
No es un secreto que gran parte de la deuda que hoy agobia a Colombia fue contraída durante las administraciones de Santos y, en especial, de Duque.
Bajo sus gestiones, la deuda pública se disparó, muchas veces para financiar proyectos de dudosa eficiencia o, peor aún, para sostener esquemas de corrupción que drenaron los recursos públicos.
Hoy, sin embargo, Cárdenas y Restrepo se presentan como «expertos» y «consejeros» en materia económica, aprovechando la complacencia de una prensa tradicional que los trata como figuras de autoridad incuestionable, sin recordarles jamás sus graves errores y omisiones.
La actitud de estos personajes no solo es cínica sino profundamente hipócrita.
Mienten abiertamente para atacar al actual gobierno de Gustavo Petro, ocultando que la suspensión de la línea de crédito del FMI es únicamente temporal y que responde a procedimientos técnicos de evaluación, no a un deterioro inminente de la economía nacional.
A pesar de los constantes obstáculos que la oposición ha puesto en su camino, el manejo económico del actual gobierno ha sido responsable y ha logrado, contra toda adversidad, cumplir con las obligaciones heredadas de administraciones anteriores.
Lejos de reconocer su responsabilidad, Cárdenas y Restrepo prefieren fabricar narrativas alarmistas, buscando deteriorar la imagen del gobierno progresista que lidera Petro.
Sin embargo, los datos hablan por sí mismos: en medio de la asfixiante carga de deuda que dejaron Santos y Duque, el gobierno actual ha tenido que realizar verdaderos milagros fiscales para mantener a flote las finanzas públicas.
La deuda externa, que debería haberse traducido en mayor infraestructura, mejor salud, educación y calidad de vida para los colombianos, terminó en muchos casos alimentando redes de corrupción y clientelismo político.
Bloquean reformas tributarias en el congreso
La mala fe de estos ex ministros queda aún más en evidencia cuando se analiza su papel actual en el Congreso. Desde sus bancadas, han saboteado sistemáticamente las reformas propuestas por Petro, reformas diseñadas precisamente para ampliar el recaudo fiscal y sanear las maltrechas finanzas públicas.
Con su acción legislativa obstruccionista, no solo pretenden perpetuar el modelo económico que benefició a una élite minoritaria, sino que además buscan culpar al actual gobierno de los desastres que ellos mismos provocaron.
Resulta indignante que quienes llevaron al país a una situación de endeudamiento extremo pretendan ahora pontificar sobre el «mal manejo» de la economía, cuando en realidad lo que defienden es su propio historial de negligencia y favoritismo hacia intereses particulares.
Peor aún, encuentran eco en medios de comunicación que actúan como cajas de resonancia de sus discursos falaces, amplificando su mensaje sin el más mínimo esfuerzo crítico.
Es fundamental que los colombianos no caigan en la trampa de estos personajes.
La memoria histórica y el sentido común deben prevalecer frente a la desinformación. Mauricio Cárdenas y José Manuel Restrepo no representan soluciones ni alternativas; representan, por el contrario, el pasado de endeudamiento irresponsable, corrupción sistémica y desigualdad creciente que tanto daño ha hecho al país.
La tarea de rescatar la economía es titánica, y es Petro, no ellos, quien ha asumido el reto de sanearla, a pesar de las piedras que insisten en ponerle en el camino.