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Ahora se lavan las manos ante posible caída de reforma pensional

¿Se les puede creer a estos opositores, que han demostrado ser enemigos de cualquier iniciativa que beneficie a la ciudadanía?  Su historial habla por sí solo: se oponen a las reformas, promueven el caos judicial y legislativo, y luego se victimizan alegando que el gobierno busca culparlos por los obstáculos que ellos mismos han creado.

Tras hacer lo imposible por tumbar la reforma pensional y desacreditarla a toda costa, ahora buscan lavarse las manos, empleando argumentos tan ruines como la supuesta falta de trámite debido en su aprobación en la Cámara.

Los congresistas opositores y sus asesores “expertos” en difamar y engañar han demostrado una vez más su verdadera estrategia: sabotear cualquier intento de cambio que beneficie a la mayoría, mientras utilizan los medios tradicionales de comunicación para tergiversar los hechos y sembrar confusión en la opinión pública. 

Desde el inicio, la oposición desplegó una campaña de desinformación masiva, utilizando tácticas de miedo para hacer creer a la ciudadanía que la reforma era perjudicial. 

No contentos con esto, llenaron los tribunales con la mayor cantidad de demandas posibles, esperando que cualquier resquicio legal sirviera para frenar la implementación de la reforma. 

Ahora, con total descaro, argumentan que la aprobación fue un “pupitrazo”, omitiendo convenientemente su propio papel en los retrasos, bloqueos y obstáculos que impusieron en cada fase del proceso legislativo.

La hipocresía de estos opositores no tiene límites. 

Durante meses, insistieron en que el gobierno estaba impulsando la reforma sin tener en cuenta los riesgos legales, cuando en realidad fueron ellos mismos quienes promovieron y facilitaron las demandas por supuestos vicios de trámite. 

Lo paradójico es que ahora usan esas mismas demandas como prueba de que la reforma no fue bien gestionada. Es decir, crean el problema y luego acusan al gobierno de haberlo causado, todo con el fin de posicionarse políticamente como los supuestos defensores de la legalidad y el orden institucional.

El discurso de la oposición ha sido una sucesión de contradicciones. 

Primero, afirmaron que la reforma era inviable y dañina; luego, que el gobierno no tenía la capacidad de sacarla adelante; posteriormente, que su aprobación fue apresurada y sin garantías. 

Ahora, cuando las demandas que ellos mismos promovieron avanzan, intentan instalar la narrativa de que el gobierno actuó con negligencia y apresuramiento.

Este ciclo de manipulación mediática no es nuevo

Los medios tradicionales de comunicación, alineados con intereses que se oponen a cualquier transformación estructural, han jugado un papel clave en esta estrategia. 

Desde titulares tendenciosos hasta espacios de opinión donde se repiten una y otra vez los mismos ataques contra la reforma, la prensa ha servido como caja de resonancia de la oposición, amplificando sus falacias y ocultando la realidad detrás de los hechos.

Lo más preocupante es que, pese a todos sus intentos, la reforma pensional aún no se ha caído, pero los opositores ya se están lavando las manos. 

En un acto de cinismo absoluto, ahora quieren trasladar toda la culpa al gobierno, fingiendo que ellos no fueron parte del problema. Se presentan como observadores imparciales, cuando en realidad han sido los principales actores en el bloqueo sistemático de las reformas que buscan mejorar la vida de la gente.

En este contexto, surge una pregunta clave: 

¿Se les puede creer a estos opositores, que han demostrado ser enemigos de cualquier iniciativa que beneficie a la ciudadanía? 

Su historial habla por sí solo: se oponen a las reformas, promueven el caos judicial y legislativo, y luego se victimizan alegando que el gobierno busca culparlos por los obstáculos que ellos mismos han creado. 

Esta estrategia no es más que una táctica política para desviar la atención de su falta de propuestas reales y su compromiso con intereses que poco tienen que ver con el bienestar de la mayoría.

El gobierno ha enfrentado un camino lleno de obstáculos para sacar adelante esta reforma pensional. 

La oposición ha sido implacable en su afán de impedir cualquier avance y, cuando todo falla, recurren a la judicialización de la política para mantener su narrativa de caos e ineficiencia gubernamental. 

Pero la ciudadanía no es ingenua: cada vez es más evidente que estos congresistas y sus asesores solo buscan su propio beneficio, mientras juegan con el futuro de millones de personas que necesitan cambios estructurales urgentes.

Es claro que la lucha por una reforma pensional justa no ha terminado

A pesar de las artimañas de la oposición y su aparato mediático, el país necesita soluciones reales, no políticos que se esconden detrás de estrategias de manipulación y engaño. La historia juzgará a quienes, en lugar de construir, decidieron apostar por la destrucción y la mentira.

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