Inicio Ed. Medio Mag Jaime Andrés Beltrán: El Pastor ausente, populista y viajero

Jaime Andrés Beltrán: El Pastor ausente, populista y viajero

La crisis política y administrativa de Bucaramanga se profundiza con cada ausencia del alcalde, quien parece más interesado en tomarse vacaciones que en resolver los problemas de la ciudad. Los ciudadanos exigen respuestas y soluciones concretas, pero en lugar de ello, enfrentan un panorama de incertidumbre, corrupción y mala gestión.

La crisis política en Bucaramanga se agrava con cada decisión del alcalde Jaime Andrés Beltrán, quien, en menos de dos meses, ha tomado vacaciones en tres ocasiones: del 1 al 7 de diciembre de 2024, del 28 de diciembre al 6 de enero de 2025, y nuevamente del 14 de febrero al 6 de marzo. 

Su constante ausencia en momentos críticos demuestra una clara falta de compromiso con los ciudadanos que lo eligieron para liderar la ciudad.

Mientras el alcalde está ausente, Bucaramanga enfrenta múltiples problemas sin soluciones a la vista. 

Uno de los temas más preocupantes es el fuerte incremento del impuesto predial, que ha golpeado duramente a la ciudadanía sin una justificación clara ni medidas de alivio para los contribuyentes. 

Este aumento ha generado un gran descontento entre los bumangueses, quienes sienten que su administración se derrumba sin que haya nadie al frente para defender sus intereses.

Otra decisión que ha causado malestar es la arbitraria imposición del cambio de medidores de agua por parte del Acueducto Metropolitano de Bucaramanga. 

Esta medida, que se implementó sin una adecuada socialización con los usuarios, ha impuesto un sobrecosto injustificado a los ciudadanos, obligándolos a asumir el costo de nuevos contadores de agua sin previo aviso ni consulta. 

La falta de transparencia y comunicación en este proceso ha generado desconfianza y rechazo entre los habitantes de la ciudad.

Desaparición de chatarra de las luminarias

A estos problemas se suma un escándalo de corrupción relacionado con la desaparición de chatarra de las luminarias renovadas en Bucaramanga. 

Según denuncias, estos desperdicios fueron sustraídos ilegalmente, y hay indicios que apuntan a la participación del cuñado del alcalde Beltrán en este caso. Chats y audios filtrados supuestamente confirmarían su implicación en la desaparición de estos materiales, lo que ha desatado todo un escándalo en la administración municipal.

Están por definir si el alcalde se va por doble militancia

Por si fuera poco, el futuro político del alcalde es incierto debido a los procesos jurídicos en su contra. Se encuentra en riesgo de perder su cargo por una presunta doble militancia, un tema que aún está por definirse y que mantiene a la ciudad en vilo. 

En lugar de aclarar su situación y asumir la responsabilidad de gobernar, Beltrán sigue tomando vacaciones y evitando enfrentar los problemas que aquejan a Bucaramanga.

Su administración ha presentado por tercera vez un empréstito sin sustento técnico ni proyectos definidos

No se han comprado los predios necesarios, ni se han realizado estudios para determinar si se requieren permisos ambientales. Esta falta de planificación y transparencia en el manejo de los recursos públicos genera dudas sobre la verdadera intención de este crédito, que, en lugar de beneficiar a la ciudad, podría convertirse en un nuevo problema financiero para Bucaramanga.

Otro aspecto preocupante es el manejo de un crédito anterior, cuyos fondos están en una fiducia generando intereses sin que se haya ejecutado ninguna obra. 

Esta situación pone en evidencia la falta de gestión y ejecución de proyectos por parte de la administración de Beltrán, lo que deja en evidencia una preocupante falta de liderazgo y compromiso con la ciudad.

El alcalde ausente 

La crisis política y administrativa de Bucaramanga se profundiza con cada ausencia del alcalde, quien parece más interesado en tomarse vacaciones que en resolver los problemas de la ciudad. 

Los ciudadanos exigen respuestas y soluciones concretas, pero en lugar de ello, enfrentan un panorama de incertidumbre, corrupción y mala gestión. 

Con un alcalde ausente y una administración en declive, Bucaramanga atraviesa una de sus peores crisis en los últimos años, sin una clara ruta de salida y con una ciudadanía cada vez más desencantada con su gobernante.

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