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100 años de Barrancabermeja – Editorial EL Medio Magdalena

La epopeya trágica y gloriosa de los 100 años debe recordar que Barrancabermeja es río, petróleo y lucha de pobladores unos adoptivos, otros pródigos, algunos apáticos y muchos olvidados.

100 años de Barrancabermeja – Editorial EL Medio Magdalena

Barrancabermeja tiene origen en el mito, y una corta historia épica y trágica. Barrancabermeja es única e irrepetible, hija de su entorno y su tiempo, impresionante y abrumadora.

Esta conmemoración, caprichosa, artificial y única, abre la oportunidad para la memoria, para resaltar que este territorio es río, petróleo y lucha social, obrera y cívica.

Los primeros pobladores se adaptaron a las selvas y ríos, descubriendo el aceite medicinal que fue la referencia de estas tierras entre unos pocos y emparentados grupos humanos.

Con la invasión española, este pequeño punto en medio de la inmensidad del río Magdalena fue incluido oficialmente en las cuentas de los nuevos dominios recién adquiridos pero aun no dominados.

El clima, los animales y los primeros pobladores se la hicieron difícil durante conquista, colonia y república a los invasores.

La resistencia y la lucha por conservar su espacio, territorial y ancestral, fue permanente.

A la larga, las enfermedades, la lucha violenta y el mestizaje hicieron su trabajo. Los primeros pobladores se desdibujaron, salieron de escena al menos como protagonistas, y dejaron su herencia en los mestizos que viven en la región.

El mito de Barrancabermeja tiene un fugaz y lejano referente a esos primeros pobladores con las referencias a los Yariguíes y su resistencia, y en especial con la epopeya de Yarima y Pipatón, leyenda que se funde en la bruma ribereña.

El río Magdalena transcurría trayendo el mundo al país y Barrancabermeja veía pasar todo, ajena a la mayoría de cosas, aunque sería actor secundario en algunos sucesos y extra en otros más.

Así vio la persecución y lucha contra los indígenas; la guerra de independencia y las guerras civiles donde era constante la disputa por el control del río; la búsqueda en la selva de la quina y la tagua; la afanosa construcción de caminos que salieran al río; la lenta y reticente colonización; el deambular de bogas y champanes; y por último, el descubrimiento comercial del petróleo.

La vida e historia previa al petróleo fue violenta pero parsimoniosa y lánguida.

Disputas, altercados y combates se espaciaron por años y décadas, en un lento acontecer.

Controlar el rio era objetivo militar y político, explotar la selva era la meta de entusiastas mercaderes.

Controlaron y explotaron sin dejarle nada al territorio. Barrancabermeja no cambio mucho durante décadas, unas pocas chozas y bodegas, canoas y personas.

Un clima insensible y agotador, veía como mercaderes y soldados luchaban por explotar el rio y la selva sin que nada cambiara en ese pequeño y olvidado caserío.

Salió quina y tagua, se mantuvo la navegación, se hicieron caminos, pero Barrancabermeja no cambio, seguía pequeña y latente, esperando su momento.

Apareció la explotación petrolera y todo cambio.

El impulso que se requería llegó y todo cambio. Esa vida latente que hibernaba en Barrancabermeja despertó.

La población empezó a llegar y a crecer, el caserío empezó a ampliarse de manera acelerada, y de la nada aparecen torres, tanques y calderas, que empezaron a llenar el espacio haciendo retroceder a la selva.

Y la Barrancabermeja que conocemos empezó a edificarse por esa irrupción, violenta e incontenible, de la explotación petrolera.

El rio también cambio con la llegada del petróleo, aviones y barcos empezaron a llegar, traían el mundo a este pequeño rincón, y también traían mercancías, personas e ideas. Y asínació el municipio, dejando atrás el caserío que fue parroquia y corregimiento de tantos otros durante tanto tiempo.

Y así nació también la exclusión y la inequidad.

Privilegios frente a privaciones comenzaron a ser evidentes, y la lucha por reivindicaciones y derechos comenzó.

Barrancabermeja construyo no solo una identidad y un imaginario, sino una comunidad solidaria y consiente, que buscaba el bienestar común.

La protesta social era el instrumento de obreros y trabajadores, pero también de pobladores y ciudadanos.

La búsqueda incansable de equidad, de inclusión y del respeto a los derechos, en especial a la vida, hicieron que toda una comunidad se movilizara, un hito que es referente social e histórico nacional y recuerdo de la erosionada capacidad social actual de Barrancabermeja.

Las luchas obreras y cívicas fueron esenciales en la epopeya trágica y heroica que es la historia de Barrancabermeja.

Barrancabermeja nació del río y del petróleo, amor y caos en interminable e irresuelta tensión  que marca el mito fundacional y la vida del territorio.

Pero también es protesta y lucha obrera y cívica, una verdadera epopeya heroica llena de tragedia y gloria, que en el presente se olvida y se ve cubierta de polvo, pero que en el pasado fue legendaria e impresionante.

La epopeya trágica y gloriosa de los 100 años debe recordar que Barrancabermeja es río, petróleo y lucha de pobladores unos adoptivos, otros pródigos, algunos apáticos y muchos olvidados.

También debe evocar sacrifico y lucha social, obrera y cívica por el bienestar colectivo.

Además, rememorar la violencia y el dolor, la exclusión y la discriminación sufrida por tantos por tanto tiempo. En últimas, es la oportunidad de recordar para no desaparecer.


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