Nuestros Árboles son guardianes de la vida.
Con gran preocupación vi en días pasados como talaban la ceiba bonga, o mejor como dice mi buen amigo JohnnyEbrath, su nombre científico “Ceiba pentandra” ubicada en la Diagonal 56 entre carreras 17B y 18.
La razón para realizar dicha tala, vino como consecuencia del maltrato y destrucción de su corteza que la llevo a la muerte.
Y es que durante más de 10 años esta ceiba era el atractivo para ir almorzar sancocho y asados, los fines de semana y disfrutar de la buena sombra que ofrecía este bello árbol nativo.
Era un sitio con lleno total cada medio día de los fines de semana.
Así lucía la “Ceiba pentandra” ubicada en la Diagonal 56 entre carreras 17B y 18 de #Barrancabermeja Nuestros Árboles son guardianes de la vida pic.twitter.com/N1KpnzPpmx
— Barrancabermeja Virtual (@BcaVirtual) April 17, 2022
También en varias ocasiones tuve la oportunidad de hacer recomendaciones a las personas que preparaban alimentos al pie de la ceiba, sobre el daño que podían ocasionarle a dicha patrimonio natural, con la instalación de fogones en su base.
Recomendaciones que nunca tuvieron efecto en las personas que se beneficiaban de ese patrimonio arbóreo de nuestra ciudad.
Hoy vemos que estas personas conscientemente, con sus prácticas de cocción de alimentos en la base de este árbol, han maltratado y destruyeron la corteza de la gran ceiba que tenía aproximadamente unos 30 años de edad.
También “Inconscientemente” han destruido o por lo menos han visto disminuido la demanda de consumo de sus alimentos (Sancochos) y han tenido que recurrir a la instalación de polisombras para que pocos clientes puedan soportar el canicular sol de nuestra Barrancabermeja.
Así luce hoy lo que fuera la gran “Ceiba pentandra” ubicada en la Diagonal 56 entre carreras 17B y 18 de #barrancabermeja El bien común debe primar sobre los intereses particulares. pic.twitter.com/tj94GHqEdV
— Barrancabermeja Virtual (@BcaVirtual) April 17, 2022
Este maltrato ha provocado la muerte de muchos árboles, desafortunadamente estos individuos no pueden hablar ni quejarse, ni mucho menos pedir ayuda, pero como todo ser vivo, sienten y sufren y el dolor es progresivo y constante.
No se puede seguir irrespetando y no reconociendo el derecho de todos los barranqueños a tener un arbolado urbano sano, cuidado y protegido, parte del patrimonio cultural y de la memoria individual.
El bien común debe primar sobre los intereses particulares.
Nuestros árboles son Guardianes de Vida, los mejores aliados del territorio, nuestros incondicionales vecinos, el cimiento de la infraestructura verde, los que nos ayudan a combatir el cambio climático, cuando muere un árbol también se afecta la fauna que en él habita.
Ya lo dice el refrán: quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
El llamado a las autoridades competentes, y a la comunidad en general a proteger estos patrimonios naturales, para que casos como el anterior no se sigan presentando en la ciudad del centenario.
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