Parece estar complicada, pero bien complicada, la situación política y judicial por la que atraviesa el representante a la cámara Edwin Ballesteros Archila, después de conocerse las revelaciones del contratista Lenín Darío Pardo y su intervención en un entramado de corrupción alrededor del contrato del acueducto del municipio de Landázuri, finalizando el año 2015.
Por entonces, Ballesteros se desempeñaba como gerente de la Empresa de Servicios Públicos de Santander, Esant, luego de haber desfilado como asesor en el despacho del gobernador de la época Richard Aguilar. Era uno de los alfiles del mandatario, de sus más cercanos colaboradores, tan igual de cercano y poderoso como el asesor Julián Jaramillo.
Y hoy esos tres, Richard, Edwin y Julián, aparecen seriamente mencionados en escándalos de sobornos, coimas, direccionamiento de contratos y prebendas, a propósito de la contratación pública de mayor envergadura en el gobierno del joven Aguilar. El exmandatario ha sido señalado de actos corruptos en el contrato de remodelación y reforzamiento del estadio “Alfonso López” de Bucaramanga, y ahora Edwin Ballesteros aparece involucrado en pedido de coimas en la contratación del acueducto de Landázuri. ¡Tenaz!
Después de su paso por la Gobernación, a Ballesteros le dio por competir electoralmente y ganó. Obtuvo una curul en la cámara baja a nombre del partido Centro Democrático y como tal, representa a Santander en el Congreso de la República. Es más, a pesar de sus salidas en falso como cuando propuso la cadena perpetua para narcotraficantes y otras perlas, hoy funge como vocero de su partido ante los medios y la sociedad. De ahí, seguramente, que el Centro Democrático no haya expresado ningún repudio frente a las acusaciones de corrupción en contra de su propio vocero. Ni siquiera como colectividad ha ofrecido un pronunciamiento.
¿Será a eso lo que llaman “silencio cómplice”? ¡Vaya uno a saber!
En medio de los procesos judiciales que adelantan las autoridades, es obvio que Richard, Edwin y Julián tienen derecho a defenderse. Y además tienen derecho a que se les presuma inocentes, nadie lo niega. Pero las evidencias son tantas, tan rotundas y determinantes, que la cosa parece que cada día se les complica más, y todo por un afán de poder, ambición y dinero que ahora los está llevando al cadalso.
¡La ciudadanía espera respuestas!
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