No hay plazo que no se cumpla dice el refrán popular y llego el momento, fatídico y profetizado, en que entró a funcionar el nuevo peaje de la Ruta del Cacao, vía sin terminar que conecta Barrancabermeja con Bucaramanga, y de inmediato se produjo una reacción social de rechazo a ese cobro, por exagerado e inadecuado.
Las comunidades de los corregimientos de la Fortuna y Meseta de San Rafael habían anunciado las afectaciones que ese peaje ocasionaría desde hace años, pero las entidades del gobierno nacional involucradas no dieron respuesta a un cobro que directamente les afectaba y el problema quedo en el limbo, amenazante y vigente.
Los habitantes del casco urbano de Barrancabermeja se estrellaron esta semana con un cobro excesivo que directamente les afecta en varios sentidos.
Se encarecerá el viaje a la capital del departamento, afectando a las personas que necesitan viajar a recibir atención médica especializada, pues a Bucaramanga son remitidos por todas las instituciones de salud.
Además la compra de mercancías y materiales se verá afectada, pues la capital del departamento es uno de los centros de suministro de bienes y servicios.
Y además los camiones recolectores de residuos sólidos deberán pagar su parte para llegar al botadero de basura.
Esas son solo algunas de las afectaciones sociales y económicas, que perjudicaran las iniciativas turísticas, los emprendimientos y la dinámica comercial local.
Esta situación no era nueva, se conocía desde hace años y era una de esas circunstancias a las que se le daban largas, esperando que se resolviera sola, cosa que nunca sucedió.
Como respuesta a los reclamos y planteamientos constantes de los líderes de los corregimientos afectados por el nuevo peaje, algunos reconocidos dirigentes y funcionarios públicos buscaron incidir en la situación.
Así que varios de esos reconocidos personajes empezaron a desarrollar gestiones ante diferentes instancias del gobierno nacional y hasta hicieron públicas sus actuaciones, mostrando su afán y eficiencia.
Reuniones y contactos se dieron a todo nivel, y la comunidad recibió el mensaje de que las cosas podrían cambiarse.
Pero lo que no contaron fue que la situación no tenía reversa, que los peajes eran ya parte del proyecto y no serien reubicados por ninguna razón.
Es decir, eran una decisión ya tomada, y no admitían una modificación.
Y eso fue lo que paso. En enero de 2021 se inauguró un nuevo peaje, urbano y costoso, que entro a corroborar que la decisión estaba tomada, que no se tomó en cuenta lo planteado por los líderes sociales y que las gestiones de algunos oportunistas fueron solo un show mediático.
Lo peor del asunto es que no se le dijo a la comunidad que era una decisión sin reversa y que no había forma de cambiarla.
Se había dejado en el ambiente una esperanza, una posibilidad de ajuste, auspiciada por dirigentes y funcionarios oportunistas, lo que evidentemente era falsa y la gente se encontró de frente con la mala noticia.
Además de las consecuencias del peaje, que afectaran el bolsillo de la comunidad, en especial de las personas del común, está claro como la demagogia y el oportunismo político siguen vigentes en la forma de hacer política.
No se puede aceptar como algunos dirigentes y funcionarios muestran que se hacen gestiones pero no le dicen a la comunidad con la misma claridad que las cosas no se van a dar como se esperaban.
No es aceptable que se deje un tema delicado a su suerte por meses, conociendo cual era el rumbo que seguía, para luego buscar eludir responsabilidades y mostrar preocupación e indignación, aprovechando el contexto para ganar aceptación política.
Hay que ser claros, el tema de los peajes era una decisión ya tomada por el proyecto de la Ruta del Cacao y conocida por todos, así que las gestiones hechas, a pesar de ser publicitadas y comentadas, no dieron los resultados esperados y en vez de hacer las claridades respectivas en su momento, se dejaron abiertas posibilidades que evidentemente no se cumplieron.
El fracaso de las gestiones y el engaño a la comunidad son más que evidentes.
Ahora es indispensable dejar atrás el oportunismo político y el engaño para buscar cómo se resuelve esta situación.
Hay que buscar que los habitantes de los corregimientos de la Fortuna y Meseta de San Rafael no paguen peaje, que el costo del mismo sea reducido pues es una vía sin terminar y que los valores de los otros peajes sean concertados con la comunidad y gobierno de Barrancabermeja.
Es momento de liderazgos serios y comprometidos con las necesidades de la comunidad y no con cálculos electorales, pues los que terminan pagando los platos rotos de las malas gestiones, los engaños y la politiquería son los habitantes de Barrancabermeja.
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