Inicio Invitados Cristina, un drama de abandono hecho canción (Por: Daniel Barba Llanes)

Cristina, un drama de abandono hecho canción (Por: Daniel Barba Llanes)

Cristina, un drama de abandono hecho canción  (Por: Daniel Barba Llanes)

Cristina fue abandonada en un asilo donde murió sola.   Aunque siempre tuvo la esperanza de ver de nuevo a sus seres queridos, estos sueños chocaron con la cruda realidad.

Ella,  pienso yo,  tenía esa misma sensación de expectativa que guardó el famoso coronel en retiro Aureliano Buendía, de la novela de Gabriel García Márquez, cada vez que se acercaba la fecha de pago de su mesada;  claro que, a diferencia de ella, él protestó pero ante su mujer.  Empero Cristina no tenía ante quien, guardaba ese sentimiento.

Ya se había vuelto recurrente que cada día de visita sacaba de su ropero el vestido negro y elegante y se maquillaba para la ocasión, quería verse impecable cuando llegaran los seres queridos que,  al final del día,  nunca se reportaban.

Pero no se dejaba vencer por la depresión y del sentimiento de no sentirse correspondida cuando gastó su cuerpo y sus años formando una familia y ver después que no hubo una señal de agradecimiento.

Allá la dejaron para siempre en un asilo, en un cuarto pequeño que compartía con otra de sus pares y en el que apurado cabían las camas y un escaparate. Y claro, un baño para acicalarse durante los días de visita y hacer las necesidades del cuerpo.

Tenía 75 años de edad, me dijo el otorrinoraingologo Ricardo Jaraba.   El, conoció esa historia de abandono y esperanza porque junto con su esposa, usualmente, visitaban a la compañera de cuarto de Cristina;   allá fue donde la conocieron y con el tiempo terminaron reemplazando el calor humano que no encontraba con los suyos.

Con el paso del tiempo las visitas fueron motivos de alegría para las dos inquilinas y la confianza dio paso al escrutinio de su pasado,  añoraba aquellos años mozos en los que descollaba como una esbelta y bella mujer.   Fue por allá en los años 50.

El álbum que carga consigo rememora esas épocas gloriosas de su juventud, pues conserva, aunque amarillentas, las fotos en blanco y negro que daban cuenta de su hermosura.  Aseguró, incluso, que fue elegida reina de belleza en su natal Manizales, donde gracias a sus dones se codeaba en los exclusivos salones sociales.

Guardaba ese álbum como lo hacía con sus vestidos de gala que la distinguían cada vez que esperaban la visita y que daban cuenta, sinceramente, que pudo ser una mujer muy educada y de estrato social alto.

Cada vez que repasaba el álbum, Ricardo viajaba en el tiempo imaginándose viéndola pasearse por uno de esos salones sociales, sonriente, atrapando las miradas de hombres atraídos y mujeres celosas.    De finas manos, alta, delgada, sonriente. Coqueta.   De hecho, en su álbum también guarda aquellas cartas de amores furtivos que, una y otra vez, leía en una forma de escapar del tedio y la soledad.

De vuelta a la realidad del pequeño cuarto, Ricardo observaba con dejo de tristeza ese cuerpo envejecido aceleradamente ante el sentimiento del olvido, cosa que no reflejaba en su brillante mirada iluminada por la esperanza y el entusiasmo cada vez que contaba las anécdotas de aquel pasado que no quiere dejar ir.

Ricardo se condolía cuando acordaban hacer la visita pues le parecía que la historia de Cristina se repetía una y otra vez.     Y  parecía  un  deja vu  pues siempre que ellos visitaban a su compañera de cuarto aprovechaba para abrir con la llave, que guardaba celosamente, el cajón del escaparate donde guardaba sus más bellos recuerdos, eran, junto a su vestido negro, su más preciado tesoro.

Un día menos pensado ya no estaba Cristina, la elegante mujer vestida de negro y maquillada para la ocasión que esperaba con paciencia la llegada de su familia. Sin preguntar qué pasó intuyó que su momento había llegado.

Pero Ricardo no quería que esta historia quedara en el anonimato y muriera con ella. Por eso, conmovido y alentado por la musa de inspiración, le compuso un tema musical afrocaribe con su nombre CRISTINA, en el que describe el drama de una mujer viviendo su inmensa soledad, guardando celosamente como un tesoro sus cartas y fotografías de antaño, y de cada vez que aprovechaba para asomarse a la ventana mirando el horizonte buscando las siluetas de los suyos caminando hacia ella, o que sonara el teléfono.  

Nada de eso pasó.

Cristina, igual que Pedro, Pablo, Lucy son el reflejo del drama de muchos adultos mayores abandonados por su familia a su suerte y olvidados, algunos de ellos reviven historias como la del hombre que inspiró al compositor José Luis Perales en su canción La Espera quien compró una casa junto al río al pie de las montañas, (a ella le buscaron un lugar donde morirse) se vistió su traje de domingo y se sentó a esperarla pues:   “pensaba que en algún momento ella (o el) llegaría, consultaba su reloj y sonreía, se fue borrando lentamente el sol en el sendero y se durmió pensando en ella junto al fuego»,   pero en ritmo de salsa.

Les comparto a continuación el tema musical CRISTINA   (versión salsa)  de la autoría del médico Ricardo Jaraba, con arreglos musicales del maestro Will Martínez, en donde se narra la triste historia de esta mujer abandona en su vejez.

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DANIEL BARBA LLANES, comunicador social y periodista.  Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]

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