Carlitos fue todo un personaje – quizás un poco temperamental – a quien debo abonarle que siempre se desempeñó como periodista, tanto en radio como prensa y fue de los pocos que – fiel a su tradición – confió en la prensa escrita, hoy en vía de extinción, pues, sino me cuadran las cuentas en Barrancabermeja, aparte de «El Democrático», el medio de comunicación de Carlos, el resto ya forman parte de la historia de decenas de medios escritos en la ciudad absorbidos por la cultura digital.
Carlos Villamizar fue fundador de la Asociación de Periodistas de Barrancabermeja y se desempeñaba como directivo de la APB.
Además, miembro de la Asociación de Egresados de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Autónoma del Caribe.
Cariñosamente conocido por sus más selectos amigos como “Bagrecito”, especialmente por el combo de La Viña, encabezado por el ex alcalde Mario Evan Neme.
Solo de ellos -y de sus más cercanos aliados- dejaba que lo llamaran por el apodo, aunque cuando estaba de «buenas pulgas» a uno -de vez en cuando- se le soltaba el apodo y en esas contadas y excepcionales ocasiones te miraba extraño, refunfuñaba y luego soltaba su aprobadora carcajada con la cual finalizaba cualquier tensión en el ambiente. «Respirabas tranquilo, el hombre está vez no se emputó», decía uno para sus adentros con cierto alivio.
Carlos fue siempre un hombre casero, muy familiar, eso me consta. Muy apegado a su esposa Aurora y su hija Jessica.
Cuando supe de su muerte empecé a cavilar sobre nuestro paso por la tierra, nuestra misión, lo que hacemos, sembramos, recogemos y me dejó pensativo algo que alguna vez le vi en nuestro grupo de WhatsApp de la APB, empezando la pandemia, pues un poco desmotivado quizás lanzó un grito de ayuda, y a la vez de impotencia, porque sentía que en esos momentos en los que necesitaba del apoyo y la solidaridad de terceros les cerraron las puertas y ya no le contestaban ni el teléfono celular.
Carlos se refería a varios políticos de la ciudad, (ellos saben quienes son), esos mismos que te utilizan cuando les conviene y después te dejan tirado -como lo hacen con sus electores- y quizás hoy le envíen un ramo de flores a la familia para guardar las apariencias.
Me puse en los zapatos de Carlos porque también he vivido esa lucha por sobrevivir en la que pocos amigos encuentras cuando uno está mal y los necesitas y se siente como ese conflicto entre la verdad y el día a día, te hace frágil, débil y dependiente. Todo depende de ti.
Carlos tuvo mucha fortaleza, porque aunque en los últimos meses los problemas de salud lo afectaron notablemente, nunca dejaba de producir, siempre estuvo activo y no se dejó absorber por los vientos de la desesperación.
Adiós Carlitos, buen viaje a la tierra del olvido.
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DANIEL BARBA LLANES, comunicador social y periodista.
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