Después de varios días de aislamiento social obligatorio como medida para evitar la propagación del Covid – 19, la comunidad busca adaptarse esta nueva situación a pesar de las dificultades que la cuarentena trae y las restricciones a la movilidad de la población.
Es de destacar que la solidaridad mostrada por organizaciones sindicales, gremios económicos, Cámara de Comercio, y ciudadanos del común, que han venido aportando alimentos a los pobladores más afectados por la actual situación.
También el gobierno distrital, con el alcalde Alfonso Eljach, ha mostrado liderazgo en tiempos de crisis y la administración viene ayudando a la población con la distribución masiva de mercados, un alivio para mucha gente.
A pesar de esas ayudas, indispensables y necesarias, el confinamiento obligatorio es un verdadero reto económico y social para el distrito.
Es notorio que la economía local está detenida en su mayor parte, con excepción de supermercados, droguerías y entidades bancarias, debido a que negocios y comercios se encuentran cerrados por el confinamiento.
A esto se suma que la actividad petrolera también se detuvo. Se han suspendido o cancelado contratos de mantenimiento y reparación de la refinería, lo que ha provocado el despido de cientos de trabajadores de la industria.
Al parecer la refinería trabaja con el mínimo de personal necesario para su funcionamiento, no solo para evitar contagios sino también por la caída de la demanda de combustibles en el país, que significa que la factoría no trabaje a su máxima capacidad sino que en cambio disminuya su producción ante la cada vez más menguante demanda de gasolina y diésel.
Además, algunos campos de producción de petróleo están siendo cerrados debido no solo a la prevención del contagio, sino también a que se han vuelto insostenibles económicamente, debido a la caída del precio del barril del petróleo y la nueva crisis petrolera.
Los costos de producción de petróleo en el país son más altos que el precio del barril, lo que hace inviable la producción en muchos campos petroleros.
Toda esta situación genera desempleo y caída en los ingresos de los hogares, que se enfrentan a la pobreza agudizada por la inmovilidad de la cuarentena, que no les permite realizar otras actividades económicas para generar recursos para la sobrevivencia.
La realidad económica se complica día a día por la cuarentena. Y no solo las actividades formales de la economía sufren, no solo bares, sitios de comidas rápidas y restaurantes, almacenes y negocios de todo tipo enfrentan una crisis real, pues sus dueños deben considerar pagos de salarios, arriendos, servicios públicos y créditos cuando su fuente de ingreso está cerrada.
También los empleados de esos negocios enfrentan un difícil presente, pues sin fuentes de ingreso y sin la posibilidad de buscar un nuevo empleo están a la deriva.
Es necesario mencionar también la situación de abogados, contadores, psicólogos, y otros profesionales, así como técnicos y tecnólogos, que están en suspenso, pues no pueden desarrollar sus actividades ni pueden buscar otras fuentes de ingreso, a lo que se suma que no estaban preparados para afrontar la situación actual, y están en una incertidumbre económica y laboral.
En similar situación están los trabajadores informales, desde los vendedores ambulantes y estacionarios hasta las personas que cuidan carros.
La cuarentena los ha puesto en verdaderos problemas, las restricciones del confinamiento afectan sus actividades y sus ingresos. Y entre más tiempo dure el confinamiento obligatorio, y si se hacen más estrictas las medidas y controles sobre las personas en sitios públicos, más difícil se pondrá su situación económica y su supervivencia.
Esta situación social hace indispensable que desde el gobierno nacional se generen soluciones que alivien los problemas económicos de toda la población.
La primera cuestión es ayudar en asegurar la seguridad alimentaria de miles de familias en el distrito, considerando además las necesidades especiales de niños y adultos mayores. La segunda cuestión es el tema de los servicios públicos, pues la prioridad de las personas es la alimentación y considerando la caída de los ingresos de miles de familias va a ser un verdadero problema el pago de esa obligación.
Si desde el gobierno nacional no se establecen reales soluciones, se acumularán recibos sin pagar y se generarán problemas sociales al momento de realizar desconexiones.
La tercera cuestión es el tema de los pagos de seguridad social, salud y pensión. La población deberá hacer un esfuerzo para pagar los aportes a salud, más aun en medio de una crisis sanitaria, pero sin ingresos mucha gente terminara también por no pagar y quedar sin atención. Los aportes a pensión serán probablemente suspendidos en este contexto.
La cuarta cuestión es el pago de arriendos de hogares y negocios que en medio de la parálisis económica se convierte en una verdadera amenaza a la estabilidad financiera de miles de personas y familias. Por último, está la cuestión de los impuestos, y aunque algunos como el IVA se pagan de forma automática en la compra de alimentos, hay otros impuestos nacionales, departamentales y locales que están pendientes a pagar y en las actuales condiciones se hace cada vez más difícil esos pagos. Y eso sin considerar las obligaciones bancarias, los créditos de consumo, y otros gastos que serán postergados ante la actual situación.
El gobierno nacional, en coordinación con gobernaciones y alcaldías, deben considerar la realidad económica de miles de hogares, para dar respuestas reales y concretas a la gente y evitar que se vaya gestando un estado de agitación social que puede ser incontrolable, más aún si se tiene en cuenta que es posible que la actual cuarentena se extienda por mas semanas.
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