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Todos contra Leonidas, con traidor a bordo

Todos contra Leonidas, con traidor a bordoPor: Jorge Gomez Pinilla

 

La campaña electoral en Santander prendió motores anticipados desde que Leonidas Gómez Gómez anunció su candidatura a la gobernación, pues puso en estado de alerta máxima a los partidos tradicionales (Conservador, Liberal, Cambio Radical, La U, Centro Democrático) e hizo que se conformara una especie de precoz Toconleo: Todos contra Leonidas.

 

Leonidas es el candidato con mayores posibilidades de hacerse elegir gobernador de Santander –hace cuatro años obtuvo 230.475 mil votos– pero la división que se comienza a gestar entre los alternativos podría conducir en lo local a una reedición del fracaso ocurrido en la segunda vuelta del año pasado, cuando la preferencia de Humberto de la Calle, Sergio Fajardo y Jorge Enrique Robledo (y del mismo Leonidas) por el voto en blanco le abrió las compuertas al tercer período de Álvaro Uribe, con las consecuencias negativas que traerá.

 

Una muestra del camino poblado de espinas que le espera a Leonidas fue la actitud mezquina y divisionista asumida por su segundo a bordo, Emiro Arias Bueno, quien al parecer lo único que tiene de bueno es su apellido. Arias aparecía como el más opcionado candidato a la gobernación por parte de Dignidad Santandereana, y cuando su jefe le anunció que había renunciado al Senado para asumir él mismo esa tarea, acogió la decisión de buena gana y produjo un audio de Whatsapp para “todos los compañeros de coordinación” de su partido, donde dijo cosas como esta: “Les envío este mensaje de tranquilidad, de esperanza, diciéndoles que hemos asumido la decisión de Leonidas con una gran humildad. Me convierto nuevamente en un soldado de la causa, bajo mi candidatura para ponerme al servicio de los intereses supremos del departamento”. (Escuchar audio completo).

 

 

 

Misteriosamente, unos días después Arias comenzó a conceder entrevistas diciendo que la decisión de Gómez Gómez lo había tomado “por sorpresa”, hasta que el pasado jueves 31 de enero cogió a patadas el tablero donde se jugaba la partida por la candidatura del Polo y anunció, dando un portazo, que se retiraba del partido.

 

Si Leonidas renunció al Senado debió ser porque descubrió que se había equivocado, tal vez aburrido de tratar con tanto lagarto y politiquero en los fríos pasillos del Congreso, y por ello habría decidido enderezar el rumbo y regresar a su Santander templado, donde se siente más a gusto. Y es comprensible que el súbito viraje haya ‘descolocado’ a Arias, pero lo que este ha venido haciendo es de una deslealtad que no tiene presentación, algo de quinta, como dicen las señoras bogotanas.

 

En lugar de lavar la ropa sucia en casa, Arias prefirió orear los trapos al sol, los de Leonidas y los suyos. Su ego de narciso herido se expresó luego en un memorial de agravios que fue acogido en forma entusiasta por los medios afectos al Toconleo, del que el propio Arias ya hace parte, pues parece que para sacarse el clavo piensa montarle competencia a quien fuera su mentor: “pueden tener la seguridad de que no me voy a quedar con los brazos cruzados en mi propósito de lograr el apoyo de los santandereanos hacia una propuesta que…”.

 

Poseído por un arrebato de ira e intenso dolor, en modo plañidera, Arias no parece ser consciente del daño que con su actitud infantil provoca, primero porque no tiene la más mínima posibilidad de ser elegido gobernador, y segundo porque al atravesarse como vaca muerta en la contienda electoral, solo contribuye al triunfo de la derecha.

 

Por lo mismo y tanto, el affaire Arias no es de poca monta: el uribismo anda dedicado a cometer ‘asesinatos morales’ contra rivales suyos, y la exesposa de Hollmann Morris armando un escándalo en el que también orea los chiros de su familia y aparece representada por el uribista Abelardo de la Espriella, es prueba diciente. La quejumbrosa carta de Arias contra Leonidas se ubica en el mismo escenario, donde un Judas salido de las entrañas de la izquierda es usado para hacerle daño a quien mayor posibilidad tiene de ser el próximo gobernador de Santander.

 

Lo que debe mandar la parada entre los sectores alternativos es la UNIDAD en torno a un solo candidato. En lo que atañe a la Gobernación de Santander, lo más democrático sería que la nominación de Leonidas fuera el resultado de una consulta abierta, en la que puedan participar precandidatos de los partidos Verde de Claudia López, Polo Democrático de Jorge Robledo, Compromiso Ciudadano de Fajardo y Colombia Humana de Petro.

 

En las toldas petristas comienza a sonar duro el nombre de Luis Eduardo Parra, natural de Barbosa, de quien no se descarta una sorpresa, pues maneja brillante oratoria. Se trata del mismo abogado que entabló una acción popular ante el Tribunal Superior de Cundinamarca para que el fiscal Néstor Humberto Martínez sea separado de su cargo, alegando que su permanencia al frente del ente acusador está causando un “daño colectivo a la moralidad pública”. La demanda fue interpuesta la semana pasada y debe ser fallada en los próximos días.

 

A algunos les incomoda el apoyo que Leonidas Gómez recibió de los “políticos tradicionales” Juan Fernando Cristo, Guillermo Rivera y Juan Manuel Galán, como si fuera señal de abdicación ante el establecimiento. Pero el argumento se derrumba por su propio peso, pues son tres ‘apóstatas’ que renunciaron al liberalismo después de que César Gaviria vendió la independencia del Partido Liberal por un plato de lentejas: la embajada de Egipto para su esposa, Ana Milena Muñoz.

 

Y en política se trata es de sumar, no de restar.

 

La pelea que se viene es dura, el camino es culebrero. Ahora bien, Santander podría ser el mejor caldo de cultivo para un experimento regional exitoso de UNIDAD que por fin cobije a la centro izquierda, donde se logren deponer las vanidades personales y la lucha contra la corrupción sea la bandera que los cobije a todos.

 

 

DE REMATE: Uribe se montó al poder sobre el caballito del odio a las Farc. Hoy la mitad de la población colombiana lo ve como su caudillo, pero otra mitad sensata lo odia, por el modo atrabiliario en que maneja su desmedido poder. Son dos mitades irreconciliables, y lo que viene en camino es una incursión militar de EE. UU. sobre Venezuela, que fortalecerá al uribismo y dejará en plan de quejosos a la otra mitad, a los que no entienden que es «por el bien de la Patria, estudien, vagos». Esto va para algo muy feo.

 

 

Tomado de: El Espectador.com 

 

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