Por: Julio Sánchez Lizarazo
Con motivo del próximo debate electoral, ya empezaron aparecer «los mismos políticos de siempre» con sus repetidos y desteñidos discursos de «reconciliación y perdón» como tratando de «reencaucharse» ante la opinión pública, que —por supuesto— cada día les cree menos.
Pero de otro lado —y eso es lo que me alegra— yo noto un amplio grupo de jóvenes ciudadanos “libres”, especialmente gente joven, que hoy observan las cosas de una manera diferente, que les permite bajo la reflexión y la crítica, promover nuevos liderazgos que los separen de la «vieja y desprestigiada» forma de hacer política.
No podemos pretender cambiar las cosas si seguimos eligiendo a los mismos con las mismas —los mismos que no pudieron con la responsabilidad que les dio el pueblo— y que ahora vienen a pedir nuevamente «que los perdonemos» porque ahora «si van a gobernar bien».
Llego la hora que los jóvenes asuman el poder y la responsabilidad de gobernar.
Quiero compartir un fragmento escrito por el senador Iván Marulanda dedicado a los jóvenes.
“Los jóvenes libres no calculan ni ambicionan, no buscan escalar posiciones en el escalafón de alguna burocracia o de alguna línea de poder, no esperan que les den órdenes ni instrucciones, no hacen trampa para subir falsas escaleras.
No se miran a ellos mismos como el fin último de sus actos. Los jóvenes libres son altruistas, soñadores, generosos. Perciben la felicidad de la vida como algo imaginario que quieren agarrar, disfrutar, construir y compartir con los demás desde su idealismo.
Por lo mismo no están sometidos a la autoridad de alguien que desea poder, que los manipula o los explota. Sus pensamientos, sus pretensiones y sus actos se salen de molde y de las proporciones. No son carne de cañón de los mayores, sino chispa de protesta e inconformidad, porque la incapacidad de las jerarquías es insoportable.
Los jóvenes libres no tienen la lógica de los mayores, su razonamiento es distinto. También su velocidad, la velocidad de sus actos, de su imaginación y de su pensamiento. Es por lo que las cosas cambian con el paso de los tiempos.
La juventud cuando es libre desborda la realidad y crea paradigmas, modas, estilos, verdades en la economía, en la cultura, en el curso de la política. Sin tapujos ni trastiendas. La irreverencia de la juventud abre las puertas a la intervención, a la innovación, al reto, a los progresos de la ciencia y la tecnología, a la modernidad.
Los jóvenes libres no van a impulsar el cambio siguiendo los patrones de quienes son responsables de las realidades de pobreza y violencia.
De quienes hacen malabares con el estatus quo para que las cosas no cambien sino en apariencia, mientras se sostienen rodeados de privilegios, impulsados por la codicia y la ambición.
Los jóvenes libres tienen su protagonismo en la rebeldía, en la incredulidad, en la arrogancia de alegar que saben hacer las cosas como deben hacerse, para cambiar la realidad dolorosa de millones de compatriotas, transformarla y hacer la historia”.
No podemos seguir cometiendo el error de «elegir siempre a los mismos», eligiendo a los causantes de la crisis que vive nuestra sociedad, «no podemos elegir corruptos para que combatan la corrupción», ni «elegir a los incitadores del odio y las injusticias como predicadores del perdón y la reconciliación», cuando en realidad solo buscan apoderarse nuevamente de los recursos del municipio y hacer del presupuesto de la Alcaldía su «caja menor».
Es tiempo de cambio y de elegir nuevas caras, gente joven preparada y sin antecedentes de corrupción y politiquería.
La responsabilidad es de todos. Expulsemos de nuestra ciudad la corrupción y la politiquería.
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JULIO SANCHEZ LIZARAZO, es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL. Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]
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