Por: Jaime Calderón Herrera.
Permítanme una sugerencia muy subversiva: ¡Pensemos por nosotros mismos! Son tantos los elementos de manipulación a los que estamos sometidos, que acostumbramos a afirmar lo que hemos oído o leído reiteradamente en redes y medios, sin tiempo de reflexión suficiente para contrastar, analizar y tener un criterio propio.
La revolución digital, más que herramienta de computación, es revolución por la capacidad inconmensurable de análisis.
La derrota de muchas de nuestras mentes es precisamente por la pérdida de la capacidad para analizar el entorno, la realidad y la historia, en especial, en un presente en el cual grandes peligros amenazan de manera cierta a nuestras sociedades.
Algunos de ellos son: El cambio climático y toda la crisis ecológica consecuencia de lo que hacemos y de cómo lo hacemos, asunto que continúa siendo subestimado.
La tecnología para editar nuestros genes, que permitirá curar enfermedades solo a quienes puedan pagarlas, además que hace posible intervenir la selección natural de los seres humanos para mejorar a quienes tengan acceso a dichas tecnologías creando nuevas diferencias sociales.
La lucha por las materias primas, por la producción de alimentos y por el acceso al agua y su distribución por parte de muy pocas corporaciones internacionales.
Un síntoma de la crisis mundial es el de la migración de millones de personas en todos los lugares del planeta.
Conocíamos el desplazamiento desde el sur hacia el norte, como es el de africanos a Europa y el de latinoamericanos a Canadá y Estados Unidos, también sabíamos el de oriente a occidente, como sucede con los asiáticos que migran a Europa y América, ahora se suma el de venezolanos hacia los países suramericanos: la inédita migración Sur-Sur.
Nuestro país padece de grandes enfermedades sociales que pudiéramos tratarlas mejor si no fuera porque somos dependientes absolutamente del poder global de las corporaciones que deciden los rumbos económicos.
Hay un gran desorden social bajo el cielo planetario, y nuestro destino está ligado a ello.
Podemos aceptarlo, distraernos negándolo o tragando entero, o por el contrario, analizando lo nuestro y lo global en la búsqueda de algo mejor, pensando por nosotros mismos.
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