La relación de la Gobernación de Santander con Barrancabermeja no se puede seguir midiendo con Ferticol, hay otros espacios y otras necesidades más sentidas —y que benefician más a la ciudad— que seguir «inyectándole oxígeno a un muerto». El bien común debe estar por encima del particular. Si la ciudad se ve perjudicada por algo imposible de resolver, entonces lo mejor es acabar de una vez el problema.
No hay derecho que los santandereanos tengamos que seguir pagando las consecuencias de la debacle de Ferticol.
Pasó la tan esperada audiencia pública de Ferticol la semana pasada en las instalaciones del Club Infantas de Barrancabermeja y de propuestas, de soluciones, de alternativas, «nada de nada».
Solo los infaltables «políticos figurones de redes sociales» expresando la consabida solidaridad, pero —como siempre— no apareció el «anhelado socio», la tan «esperada estrategia», los «nuevos clientes», el «nuevo mercado», o cualquier fórmula mágica que salve el desastre que es hoy la empresa.
No nos engañemos, Fertilizantes Colombianos «es una empresa totalmente inviable, sin vida, abandonada por todos, desvalijada, saqueada, con una carga laboral insostenible, sin clientes, sin cartera y llena de deudas impagables».
El problema de Ferticol es viejo, no se trata ahora de responsabilizar al gobierno departamental actual, o achacar el problema «porque no acuden a un evento los actuales congresistas», eso es pura politiquería. La situación de Ferticol es insostenible en el tiempo y los responsables están por todas partes y deberán en su momento responder, pero ahora lo importante e indispensable es detener el chorro de dinero que se está botando en ese saco roto.
No nos digamos mentiras, «hay que liquidar de inmediato la empresa, cesar todos los compromisos laborales, contractuales y demás, mirar a ver que se puede vender y empezar a pagar el desastre financiero que representó el final de la otrora Fertilizantes Colombianos».
Es un derecho que exigimos los santandereanos que pagamos impuestos. «Hoy es insostenible mantener Ferticol so pretextos populistas, en una situación que no tiene reversa, hay que actuar con responsabilidad frente a esta situación».
A los políticos se les cobra en elecciones, ya les llegara el momento a los responsables del desastre que respondan en las urnas.
Que los entes de control actúen de inmediato y judicialicen a los responsables, a los directivos responsables que respondan con su capital.
La vinculación laboral de aproximadamente 200 empleados debe ser suspendida de inmediato. «No podemos seguir engrosando cada día más una deuda que se paga con dinero de todos los santandereanos y que no conduce a nada diferente que a seguir agravando el mismo problema».
Respetuosamente le solicitamos al gobernador de Santander, doctor Didier Tavera que tome cartas en el asunto. Por favor, «no le dé más largas a una situación insostenible e irreversible».
Ferticol «no puede seguir siendo caballito de batalla de la politiquería, no puede seguir siendo un generador de perdidas, un dolor de cabeza para el departamento, un caso perdido, un pasivo totalmente improductivo que nos endeuda cada día más a cambio de nada».
Quede bien claro, «respetamos y apoyamos lo social y la defensa de lo público», pero el caso Ferticol es una vergüenza, una desfachatez que perjudica —gravemente— la imagen de todas estas luchas sociales, porque afecta e impide inversiones que puedan ayudar a resolver los graves problemas de infraestructura, saneamiento, educación, salud y sana recreación que requiere la región.
Hay compromisos y anhelos represados en nuestra gente que podrían ser resueltos con los recursos que —día a día— se desperdician y derrochan con la irreversible crisis de Ferticol.
Por último —y en eso tenemos que ser solidarios— lamentar la situación que atraviesan las 200 familias de los trabajadores, situación en la cual debemos buscar soluciones que involucren a la gobernación, alcaldía, gobierno nacional y Ecopetrol para que detengan el gasto y cumplan las obligaciones hasta ahora adquiridas.
Insistir en salvar a Ferticol es agravar la situación.
El problema de Ferticol «no se resuelve con la solidaridad de los políticos pantalleros en Facebook», hay que avanzar en las realidades que nos exige el problema, actuar con responsabilidad y determinación para detener el desastre que tenemos entre manos.
Triste y todo, pero es lo que se debe hacer, por el bien común.
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