Debo confesar que conozco desde hace varios años al penalista, Carmelo Castilla Rojas. Es un buen tipo.
De ascendencia costeña, el doctor Carmelo Castilla es un abogado alegre, amplio, bohemio, buen conversador (porque con él se habla largo y sabroso) y buen conservador (como quiera que sus ancestros familiares formaron parte de la colectividad política de Ospina & Caro, los fundadores del Partido Conservador en Colombia).
En definitivas, con el doctor Carmelo, solo me falta disfrutar un exquisito «mote de queso», plato de la gastronomía Caribe que ojalá —algún día— degustemos, pero en un ambiente mucho más tranquilo … suavemente.
Precisamente, es la falta de tranquilidad lo que se le percibe, por estos días, al conocido profesional de derecho.
Inexplicablemente, el doctor Carmelo, ha comenzado a “destilar veneno” a través una serie de «advertencias» de supuestos «malos manejos fiscales» en el municipio de Barrancabermeja, a mi modo de ver «advertencias» salidas de tono, especialmente si tenemos en cuenta que quien —constitucionalmente y por ley— es la persona encargada de vigilar la gestión fiscal de los recursos públicos en el municipio, es su esposa, la doctora Oliva Olivella Guarín, actual Contralora Municipal de Barrancabermeja, labor que debe estar enmarcada en los conceptos de una ética pública y de valores, con el fin de garantizar el cumplimiento de los fines esenciales del Estado.
Para sorpresa de muchos ciudadanos, el doctor Carmelo, en lugar de dirigirse directamente a las autoridades y denunciar las «irregularidades» que él dice «haber descubierto», solo se limita a difundir por las redes sociales, preguntas capciosas, engañosas, que inducen a errores, «verdades a medias o mentiras con medias verdades» que —francamente— no sé qué objetivo buscan.
No quiero ni pensar por un segundo, lo que ya se rumora en los mentideros políticos del puerto petrolero y es que con este tipo de señalamientos «venenosos» lo que busca es confundir al ejecutivo, pescar en río revuelto y… «presionar… presionar y presionar». Estos comportamientos —repito— no guardan el decoro que debe exponer públicamente un «primer damo», de acuerdo con las normas de la «Urbanidad de Carreño».
Pero si en Barrancabermeja llueve por el resto del país no escampa, de ahí que, reformar el control fiscal en todo el país es una necesidad inaplazable, debido a los pocos resultados que arroja la gestión de las Contralorías en los procesos de responsabilidad fiscal y jurisdicción coactiva.
Los organismos de vigilancia, control y justicia, entre otros, son aparatos costosos e ineficaces, y pudiéramos decir que en general, sus resultados no justifican su existencia de acuerdo a la variable «costo—beneficio»; eso dicen algunos expertos.
Justamente, la propuesta que ha tomado más fuerza es la del ex contralor, Edgardo Maya Villazón, de suprimir las 63 contralorías territoriales diseminadas en todo el país (entre ellas la de Barrancabermeja) porque considera que son un «nido de corrupción» y sugiere reemplazarlas por un Tribunal de Cuentas adscrito a la Contraloría General de la República. Habrá que esperar qué propone el nuevo contralor, doctor Carlos Felipe Córdoba quien tomó posesión hace pocos días.
Barrancabermeja —dolorosamente— no se escapa a ese llamado «nido de corrupción» del que habla Maya Villazón, con investigaciones que arrancan desde el mismo momento en que la señora contralora es elegida con el supuesto guiño del ex concejal René Tordecilla, (dicho sea de paso, condenado a 10 años de prisión por el robo de $ 150 millones de pesos en el año 2001). El guiño de Tordecilla es un hecho que NO ha sido aclarado ante la justicia, pese a que la Fiscalía ya conoce del tema.
En días pasados, haciendo uso de una herramienta legal otorgada por la Constitución de la República de Colombia, solicité unos ‘derechos de petición’ a la Contraloría Municipal de Barrancabermeja. Los presenté porque la participación ciudadana es un derecho constitucional que nos permite a los ciudadanos actuar activamente en la toma de decisiones que afecten el entorno económico, político, administrativo y cultural en nuestro municipio y por documentos que necesito para el desarrollo de mis investigaciones como periodista. Francamente, no le vi ningún problema.
Sin embargo, me he llevado una tremenda sorpresa y es que —pasados unos días de haber presentado los ‘derechos de petición’ al organismo de control— he empezado a recibir, inexplicablemente, amenazas de muerte que, por supuesto, ya puse en conocimiento de las autoridades.
Si el principal objetivo de la Contraloría Municipal está encaminado a garantizar la calidad en el proceso de recepción, trámite y resolución de peticiones respetuosas de interés general por parte de los ciudadanos y si es verdad que el compromiso institucional de la Contraloría es trabajar por la generación de espacios de interlocución entre funcionarios, usuarios, periodistas y la comunidad en general, me resulta inadmisible, por decir lo menos, que por cuenta de unos ‘derechos de petición’ tenga que empezar a soportar este tipo de amenazas y reforzar mis esquemas de seguridad.
Me resisto a creer que las amenazas provengan de esa institución, pero debo advertir que —justamente— apenas solicité los ‘derechos de petición’ a la Contraloría, apareció por las redes sociales el doctor Carmelo, lanzando toda clase de escupitajos virtuales, fungiendo de «zar anti corrupción», rasgándose las vestiduras en nombre de un «buen control fiscal». Las autoridades ya iniciaron las investigaciones.
Y es que resulta paradójico que mientras el doctor Carmelo se sienta en su computador a lanzar por las redes sociales mensajes distorsionados sobre supuestos «malos manejos fiscales», el Municipio de Barrancabermeja fue bien calificado, con un rango catalogado por el Departamento Nacional de Planeación DNP como «solvente superior al 80%» ocupando el segundo lugar dentro de los municipios Categoría 1, después de Girón en el departamento de Santander.
A nivel nacional, Barrancabermeja ocupa el honroso quinto lugar con un indicador de desempeño fiscal de 80.86 dentro de un entorno de desarrollo catalogado por Planeación Nacional como «robusto».
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Así las cosas, no se entiende como el amigo Carmelo sigue en esa tónica.
No podemos seguir «echándole más leña al fuego».
En Barrancabermeja necesitamos la unión de todas las voluntades para sacar adelante a nuestra ciudad.
Si hay «malos manejos fiscales» que el doctor Carmelo los denuncie directamente y así las autoridades iniciarán las respectivas investigaciones, de lo contrario solo nos resta pedirle mucha prudencia a quien hoy funge de «primer damo».
Suavemente !!!
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ROSBERG PERILLA PÉREZ es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL. Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]
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