Por: Jairo Andrés Amaya García
Seamos claros. Ante medidas que pueden afectar de forma directa al pueblo, solamente es el mismo pueblo el que tiene la fuerza para impedir dichas medidas.
No vamos hablar aquí de lo perjudicial que es para el medio ambiente el fracking. Ya estamos ampliamente documentados y todos sabemos del nefasto impacto ambiental que ocasiona esa controvertida técnica de exploración petrolera.
Hay que tener muy en cuenta que el «negocio del fracking» en Colombia puede representar una cifra millonaria —con varios ceros a la derecha— y con pesos pesados de mucha influencia que pueden imponer esta forma de extracción de petróleo, si se quiere «a la brava» haciendo que el gobierno central se apegue a la llamada «soberanía energética» y lo imponga de manera prioritaria.
Para frenar esa devastación de nuestro medio ambiente, NO es suficiente con la oposición de un mandatario local. Hay mucho en juego, la posición de un alcalde o un gobernador debe ser neutral, porque si bien muchos ciudadanos pensamos (me incluyo) que el «fracking es perjudicial para nuestros recursos hídricos», hay ciudadanos que pensarán lo contrario amparándose en las ganancias económicas que podría dejar para la región y lo beneficioso que sería para la generación de empleo.
Esta decisión (la de aceptar el fracking) no puede tomarse sólo por el parecer de un alcalde y sus colaboradores. Este tipo de decisiones —importantes y trascendentales para nuestro futuro— las debemos tomar todos. Por eso la importancia de la consulta.
Ya lo ha dicho el alcalde de nuestra ciudad, Darío Echeverri Serrano, manifestando con claridad que «no tomará partido en ninguna opción y permitirá que los ciudadanos elijan de manera libre si quieren o no que se haga fracking en nuestra región».
Hay que también recordar que la consulta es de carácter ‘vinculante’ y no existe otra opción de peso para frenar el ‘fracking’, solo la opinión del pueblo, en su decisión soberana, podría detener esta actividad.
Sin embargo, es tan importante esta herramienta de la consulta que actualmente hay intenciones de prohibirá o de limitarlas debido al amplio alcance y poder que se le ha dado al pueblo. Para algunos ‘poderosos’ esa herramienta constitucional es ‘perjudicial’ para sus intereses.
Personalmente no tengo ninguna duda que el NO triunfará en nuestra ciudad y que la tarea que nos aguarda es la de asistir masivamente a las urnas para mandarle un contundente mensaje al gobierno central y a Ecopetrol.
Las consultas populares son un ejercicio legítimo, constitucional y son básicas en la democracia. La democracia es la decisión de la gente en los asuntos públicos, de lo contrario NO son públicos. No hay otro dueño del Estado que el pueblo colombiano.
Reitero públicamente mi posición sobre el tema: NO al fracking.
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JAIRO ANDRES AMAYA GARCÍA es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL. Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]
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