Las buenas noticias de la paz, la convivencia y la reconciliación no paran.
Afortunadamente, la altisonancia de quienes con su ruido estridente de la desconfianza y las mal querencias contra los procesos en marcha hacia el fin definitivo de la confrontación político–militar, no han podido opacar el despertar de un optimismo cada vez más generalizado con los hechos de paz, que en las últimas semanas no han dejado de confirmar la justeza del camino recorrido.
La entrega de la totalidad de las armas de combate y la destrucción de material bélico oculto en caletas por parte de la ONU se constituyó en la prueba fehaciente de la decisión transparente de las FARC de su renuncia al uso de las armas como instrumento para imponer su proyecto político. Esta entrega marcó un récord en el mundo en estos procesos, al entregar más de un arma por combatiente.
En el difícil tránsito de la implementación de lo acordado, igualmente se mueven las buenas nuevas; avanza la apuesta a punto de la reforma rural integral en desarrollo del punto 1 del acuerdo, se establece un proceso nacional de cultura de ciudadana de paz que permite, de manera pedagógica, llevar a los territorios toda la dinámica de los elementos sustanciales de la implementación, sea a través de mecanismos tales como las asambleas comunales de paz o los cabildos populares que empiezan a tomar fuerza a nivel nacional.
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El Senado de la República aprobó por amplia mayoría las circunscripciones especiales para la paz, en desarrollo del punto 2 del acuerdo. Dicho mecanismo facilitará la participación de las organizaciones de la sociedad civil de las regiones con mayor afectación por la conducción de hostilidades de los actores armados, la mencionada participación, sería en condiciones especiales con candidaturas a la cámara de representantes, con un número de 16 curules.
La reconciliación también fue buena noticia en los tiempos de paz.
El encuentro de excomandantes del paramilitarismo con los dirigentes del nuevo partido político de las antiguas FARC con la serena mediación del padre Francisco de Roux y el dirigente Álvaro Leiva, es reveladora y esperanzadora.
La esencia del referido encuentro es la búsqueda de la verdad al más alto nivel, además de la insistencia en la reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno. Encuentro que hasta hace muy poco parecía imposible, las bondades de la paz lo hacen realidad.
Sumándose a este oasis de frescura convivente, referimos el anuncio de la mesa de conversaciones de Quito, en el sentido del establecimiento de un cese al fuego temporal entre el gobierno colombiano y el ELN inicialmente por tres meses.
La mesa de Quito avanza sin bulla pero con la firme intención de superar la confrontación armada entre estos enemigos declarados que, todo parece indicar, muy pronto estrecharán sus manos, informándonos la misión cumplida.
Definitivamente el panorama se nos antoja despejado para insistir y persistir en la vía de la razón y la convicción.
Aún con los tiempos electorales amenazando ser un contratiempo para la consolidación de lo logrado, estamos ante la gran oportunidad de convertir la coyuntura electoral en un escenario propicio para avanzar en los elementos sustanciales de la implementación del Acuerdo del Teatro Colón y avanzar en la negociación de Quito.
En la región y la ciudad, cada vez con mayor claridad, salimos de la expectativa y abordamos con responsabilidad y compromiso, lo que nos corresponde en los procesos de implementación; prueba de ello es la consolidación de la mesa interinstitucional de paz y post conflicto liderada por la Alcaldía Municipal de Barrancabermeja y las organizaciones de la sociedad civil de la región.
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FRANCISCO JOSE CAMPO, Comunicador Social y Periodista, actual presidente de la Asociación de Periodistas de Barrancabermeja APB. Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]