Por: Hernando Flórez Anaya
Las informaciones preliminares sobre la situación de la Caja de Compensación Familiar de Barrancabermeja, Cafaba, no solo son preocupantes, sino realmente alarmantes. O nos unimos o la liquidan, esa es la triste realidad.
Pero son varias las preguntas. ¿Cómo llegamos allá? ¿Cómo es posible que hoy, precisamente, cuando más movimiento económico hay y más empresas están cotizando, se presenta este descalabro?. ¿Cómo es que una de las instituciones más queridas de la ciudad atraviesa por una situación tan deplorable?. Indudablemente el déficit en Cafaba tiene un responsable y éste es la Superintendencia de Subsidio Familiar y su absurda intervención.
En el 2007, los balances mostraban una Caja con un superávit cercano a los mil quinientos millones de pesos, hoy, cuatro años después de la intervención, arrojan un déficit de más de 17 mil millones, al parecer todo por el negocio del régimen subsidiado que se maneja como una isla independiente en Barranquilla.
No nos cabe duda, la intervención fue un movimiento politiquero para darle autonomía al manejo del régimen subsidiado en la zona norte, una acción conducente a que por medio de esta oficina y a través de contratos y conciliaciones onerosas con proveedores de esa ciudad, al parecer se esfumaran miles de millones de pesos de las empresas y trabajadores de Barrancabermeja, los cuales deberían estar destinados a proveer beneficios sociales y no a enriquecer a unos cuantos en un departamento ajeno a nuestra entidad y a nuestra ciudad.
Por eso, la primera acción debe ser pedir que se nombre una auditoría especial por parte de la Contraloría General de la República, la Procuraduría General de la Nación y la Fiscalía General de la Nación, para que se nos aclare quiénes son los responsables del déficit. La segunda, pedir la intervención y liquidación del programa de régimen subsidiado, de tal manera que los ingresos paguen a prorrata las deudas y exigir que no se toquen ni las otras unidades de negocios ni los otros ingresos de la Caja. Y, la tercera, que el Gobierno Nacional responda por las deudas desde el fondo de estabilización petrolera, quedando sin comprometer los activos y las demás unidades de negocios de Cafaba, concomitante a todo esto cerrar la sede de Barranquilla.
Los gremios locales, los sindicatos, los medios de comunicación, en especial Barrancabermeja Virtual, y personajes como Darío Echeverri Serrano y Jorge Gómez Villamizar, rodeados de toda la ciudadanía, fuimos capaces de unirnos para impedir que un barranquillero, junto con unos mal llamados barranqueños, vinieran a seguir acabando con nuestra caja. Ahora nos toca estar mucho más atentos para lograr sacarla rápidamente de la postración económica en la cual ha quedado y exigir que se termine la intervención, previo saneamiento financiero. Solo de esta manera Cafaba podrá volver a servirle a nuestra ciudad, como siempre ha debido ser.
