Por: Dario Echeverry Jr.
A propósito del asesinato de los secuestrados y del dolor e indignación que provocaron en el país, con la subsecuente llamada a marchar aunque no es claro aun el motivo central de la misma, son más bien varios motivos, y recordando hechos similares ocurridos en años anteriores, me permito señalar que estoy de acuerdo con marchar pero por las víctimas, así de sencillo y complejo a la vez.
El conflicto armado que vive el país desde hace varias décadas se ha ido degradado tanto que es necesario señalar a todos los actores armados involucrados que se deben considerar de verdad, conscientemente y responsablemente a la población, para evitar que su accionar aumente indolentemente el numero de víctimas en este país. Llámenlo humanizar, civilizar, limitar, regular, o como quieran pero la idea de fondo, de evitar que las acciones armadas afecten cada vez menos a los civiles, a los campesinos y pescadores de este país, es una necesidad que debe ser reclamada por todos, en una manifestación pública que convoque a toda la comunidad en este sentido.
Y en este mismo sentido es necesario solidarizarse con las víctimas, las más recientes, los familiares de los cuatro secuestrados asesinados hace pocos días, las más lejanas, los parientes de los diputados del valle o de las víctimas de los falsos positivos, o de la masacre de el salado o la del 16 de mayo o la de la rochela, y así se podría seguir poniendo ejemplos, algunos muy cercanos a nosotros, pero todos ejemplos de una tragedia que sigue viviendo el país y que hemos sido indiferentes e indolentes, la dura realidad de las victimas en este país.
Creo que todos queremos la paz, que se acabe la guerra, que no haya más secuestros, asesinatos, masacres, tomas de poblaciones, etc. pero es indispensable comenzar el reclamo por la paz y el rechazo a la violencia y a los violentos por darle su lugar y el respeto y la consideración, con verdad, justicia y reparación, a las víctimas, y una marcha de este tipo sería un ejemplo de reparación y solidaridad con todas esas familias que han sufrido los embates del conflicto y que son olvidadas.
Es el momento de acordarnos de nuestras victimas y marchar por ellas, sino partimos de esta base todo esfuerzo de paz siempre será incompleto y endeble, y seguiremos mandando mensajes equívocos a las personas y a las nuevas generaciones.