Por: Andrés Miguel Sampayo
La llegada masiva de automóviles a las calles, después que Ford implantara el modelo T, conllevó a que las ciudades que construyeron sus calles teniendo como base los carruajes propulsados por caballos replantearan su estrategia. Esto, gracias a que una cosa era llenar las calles de animales con un tamaño mediano, y otra colmarla de aparatos propulsados, con un líquido que contamina, en donde en muchos escenarios, el que lo maneja se le olvida que primero es el peatón y luego el conductor o chofer.
La ciudad de Barrancabermeja pareciera que se olvidó que en las calles hay automóviles, motos, camiones y buses, que nos están llenando de polución y de caos.
No solo son las vías en mal estado, ahora el problema es que la ciudad es un gran parqueadero. Por donde usted vaya, lo único que observa son vehículos parqueados a lado y lado de la carretera. Claro, alguna que otra vez llega la grúa y se lleva un par, pero esta acción resulta insuficiente, debido a que lo hacen es por el llamado de la ciudadanía en zonas puntuales, y no por iniciativa de las autoridades.
He visto como en algunas zonas de la 10 o sea la 50 ahora, pasa todo el día el tránsito y no se inmuta por tratar de poner orden.
Reeducar a personas de 50 y 60 años es a veces muy complicado, y a los jóvenes igual, teniendo en cuenta que si ven a sus padres haciendo todo el día algo prohibido dentro de estos aparatos, ellos incurren a cometer las mismas faltas. —”Si mi papá o mamá lo hacen, yo también puedo”—, es la consigna que se dicen internamente.
Ante esto y en aras de la movilidad, una alternativa podría ser inundar la ciudad de parquímetros electrónicos, ubicándolos en las calles y el que parqueé sobre la misma, tendrá que pagar, y el que no lo haga se le multa.
Esta alternativa se utiliza mucho en ciudades como París donde la ciudad se construyó con calles muy angostas y donde se permite parquear afuera, con la única condición de pagar. Acá podemos hacer lo mismo, mientras empezamos a construir nuevos parqueaderos, y así nos evitamos situaciones como la que pasa mucho al frente del centro comercial San Silvestre, que tiene parqueadero, pero por la misma falta de cultura ciudadana, la gente deja el carro afuera, y la zona colapsa.
