Por: Hernando Flórez Anaya
Después de tantos años de violencia, de violación de nuestros derechos humanos por parte de todos los grupos ilegales y sin conocer la democracia, se respira un profundo miedo a ese pasado y se siente en el ambiente un temor a que esas épocas vuelvan.
Y es que los estragos de esos años aún subsisten, la nuestra es una sociedad fracturada y con una débil institucionalidad que muchas veces se confronta más de lo que se une, pero más allá, el tejido social quedó profundamente averiado, pululan los problemas en los niños abandonados sin colegio y sin educación, mujeres menores de edad embarazadas, mujeres abandonadas que no creen tener futuro ni esperanza, hogares sin padres a quiénes la violencia arrebató sus vidas; intolerancia que se traduce en todo tipo de actos violentos y muchos otros que hieren y lastiman nuestra sociedad, y que no hemos podido pese a toda la bonanza paliar o minimizar, ese profundo dolor vive aún en nuestros corazones y en nuestras almas.
La cultura mafiosa del todo se puede y todo se consigue por la vía fácil junto a la intolerancia que ganó terreno se han implantado en nuestra sociedad, los proyectos de vida se cambiaron por las soluciones y la adquisición de las cosas a sangre y fuego, y de la manera más corta posible sin importar el daño que esto cause.
Sin duda, producto de esto son nuestros problemas en educación, salud, medio ambiente, derechos humanos, empleo y todo aquello que acostumbramos a llamar “lo social” y que se refieren precisamente a las condiciones o aquellas cosas a las que todos los seres humanos tenemos derecho y a las cuales podemos aspirar a tener para mejorar nuestra calidad de vida.
Perder el temor es una tarea titánica que requiere el esfuerzo de la institucionalidad unida, todo el movimiento económico que estamos viviendo no valdrá la pena si esa prosperidad no se traslada a nuestra sociedad en su conjunto, sin mejores hombres y mujeres seremos otra vez presa fácil de la irracionalidad.
Se requiere un gobierno que tome esta situación y la cambie radicalmente, no podemos seguir creyendo en que otra vez los grupos violentos se tomaran a la ciudad, en eso debemos ser radicales y trabajar arduamente todos, unidos, para lograrlo, una sociedad temerosa es presa de sus miedos y los miedos la hacen inviable.
Requerimos confianza entre todos, puentes, dialogo institucional, respeto y muchas más frases y hechos que contengan generosidad y unidad, no esperemos que nos traigan las soluciones a nuestras ancestrales dificultades, construyamos nuestro futuro juntos, los barranqueños somos capaces sin lugar a dudas, estas nuevas elecciones serán con toda certeza, un gran paso para lograr esa fraternidad que permita que agarrándonos las manos derrotemos no solo el temor sino también nuestra intolerancia, por eso Barrancabermeja quiere elegir bien.
