Por: Hernando Flórez Anaya
A mediados del mes de noviembre, en la casa de huéspedes de Ecopetrol, con bombos y platillos se llevó a cabo la firma del “Gran Acuerdo Social por Barrancabermeja” por parte de Ecopetrol, la Gobernación de Santander, Alcaldía de Barrancabermeja y el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio.
Es difícil creer que estas entidades se hayan creído el cuento de ponerle a esto el nombre de acuerdo o pacto. Nada más lejano a la realidad y nada más insultante para la institucionalidad y las organizaciones sociales de Barrancabermeja, que promover un pacto o un acuerdo desde las cúpulas y no desde la base.
No se puede creer que el desarrollo socioeconómico de nuestra ciudad se piense construir a partir de la exclusión de sus instituciones. Eso es un desatino, casi un chiste de mal gusto, y quienes en esto andan, deberían saber que no es desde la cúspide sino desde las bases, es decir, con la comunidad misma, con quienes se generan procesos de institucionalidad, de confianza y credibilidad, y articulación de políticas sociales y económicas que permitan lograr la prosperidad.
No se puede pretender construir acuerdos desconociendo a las instituciones, sin los gremios socioeconómicos de la ciudad, sin los sindicatos, sin las iglesias, sin las organizaciones sociales, sin la gente, no se puede pretender hacer pactos sociales. Lo que se está promoviendo no solo es lesivo y excluyente sino frustrante, por muy representativas que estas entidades sean no concitan todo el querer de la ciudadanía, así que si lo que quieren es hacer un convenio para hacer actividades en pro de la ciudad, bienvenida la propuesta, pero si lo que quieren es fracturarnos más, queremos decirles que hay una ciudad palpitando y muchas instituciones respirando con ella que no lo vamos a permitir.
Es claro que en parte, este “Gran Acuerdo Social” de algunas instituciones busca favorecer las inversiones de Ecopetrol en la ciudad, pero si con esto pretenden lograrlo empezaron mal, la exclusión de hoy como la del pasado, solo traerá que el clima laboral e institucional se enrarezca y termine afectando la armonía que se requiere para adelantar proyectos tan importantes como la modernización de la refinería.
Lograr la concordancia con el decir y el hacer es difícil, y lo es más aún, cuando se anteponen los intereses individuales a los colectivos. Puede que nuestra beligerancia se haya aconductado, pero jamos ha desaparecido, y cuando se trata de reclamar equidad, igualdad y justicia, el barranqueño que vive en nosotros siempre estará dispuesto a dar la lucha, solo un gran pacto social incluyente desde las bases y con participación de todos, absolutamente todos los actores del tejido social de la ciudad, creará las condiciones que nuestra ciudad requiere para su prosperidad y sostenibilidad económica, algo a lo que siempre estamos dispuestos a jugar muchas instituciones, pese a acuerdos excluyentes firmados en recintos igualmente excluyentes.
Si se quiere un pacto social para la prosperidad de Barrancabermeja, se debe contemplar a toda la institucionalidad promoviendo el respeto y la articulación, de lo contrario, lo demás son solo un saludo a la bandera.
