Inicio Ed. Medio Mag Es mala idea ampliar Chingaza

Es mala idea ampliar Chingaza

Los anacrónicos politiqueros que insisten en extraer agua de un páramo están atrapados en una mentalidad del pasado, pero la realidad es que el futuro de la humanidad depende de que dejemos de lado esas viejas prácticas y adoptemos una nueva ética de cuidado y respeto hacia el planeta.

De Philipp Weigell – picture taken by Philipp Weigell, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3662174

En medio de una crisis ambiental global que amenaza la supervivencia de la humanidad y de los ecosistemas que sustentan la vida, aún persisten grupos de anacrónicos politiqueros que parecen ajenos a la magnitud del problema. 

Con actitudes retrógradas, estos actores creen que la solución a los problemas de abastecimiento de agua es extraerla de un páramo, sin importar que esta cuenca no pertenezca a la región que intentan beneficiar. 

Con una visión corta de miras y un claro desprecio por el medio ambiente, proponen políticas y proyectos que son contrarios a las normas de conservación del país, ignorando no solo las leyes, sino también los principios básicos de la sostenibilidad.

La extracción de agua de un páramo representa una amenaza directa a uno de los ecosistemas más frágiles y esenciales para el ciclo hidrológico de muchas regiones. 

Los páramos son esponjas naturales 

Los páramos, con sus características únicas de flora y fauna, actúan como esponjas naturales, regulando el flujo del agua y permitiendo que esta se filtre lentamente hacia los ríos y lagos. 

Alterar este ecosistema con proyectos de infraestructura como la ampliación de Chingaza no solo es un error técnico, sino una acción irresponsable que pone en riesgo el suministro de agua para futuras generaciones y desestabiliza el equilibrio ecológico.

Lo más preocupante de todo es que estos politiqueros, con su visión desfasada, no parecen darse cuenta de la gravedad de la crisis existencial que el planeta está enfrentando. 

Mientras la mayoría del mundo ha comenzado a reconocer la urgencia del cambio climático y la necesidad de transformar nuestra relación con la naturaleza, estos individuos siguen aferrándose a un modelo de desarrollo obsoleto que favorece la explotación desmedida de los recursos. 

Siguen creyendo que los recursos naturales, como el agua de los páramos, son inagotables y que su uso puede ser decidido por intereses económicos o políticos a corto plazo.

El agotamiento de los recursos hídricos y la degradación de los ecosistemas no son simplemente problemas locales; son síntomas de una crisis más profunda que afecta a todo el planeta. 

Los patrones de consumo actuales, basados en la extracción y el desperdicio, están acelerando el colapso de los sistemas naturales que sostienen la vida. Sin embargo, en lugar de reconocer este hecho, los politiqueros anacrónicos prefieren aferrarse a prácticas destructivas, como si el agua de los páramos pudiera fluir para siempre sin consecuencias.

Es imperativo que los ciudadanos, los movimientos sociales y los científicos alcen su voz para frenar este tipo de proyectos irresponsables. 

La defensa de los páramos no es solo una cuestión de preservar un paisaje o proteger una fuente de agua para una región específica. Se trata de proteger uno de los sistemas ecológicos más importantes para el equilibrio hídrico del país y del mundo. 

Además, también representa la defensa de un principio fundamental: que los recursos naturales no pueden ser sacrificados en nombre de intereses políticos de corto plazo o de una falsa idea de desarrollo.

La solución a la crisis del agua y del medio ambiente no pasa por destruir lo poco que nos queda de ecosistemas intactos, sino por cambiar radicalmente nuestros patrones de consumo y la forma en que nos relacionamos con los recursos del planeta. 

Es necesario implementar políticas de conservación, invertir en tecnología para el uso eficiente del agua y fomentar un cambio cultural que nos permita entender que el agua, como todos los recursos naturales, es finita y debe ser gestionada de manera responsable.

La única manera de enfrentar la crisis ambiental es adoptando un enfoque que priorice la sostenibilidad sobre el crecimiento económico a toda costa. 

Esto requiere valentía política, visión a largo plazo y un compromiso con el bienestar de las futuras generaciones. 

Los anacrónicos politiqueros que insisten en extraer agua de un páramo están atrapados en una mentalidad del pasado, pero la realidad es que el futuro de la humanidad depende de que dejemos de lado esas viejas prácticas y adoptemos una nueva ética de cuidado y respeto hacia el planeta.


Para leer más noticias de Barrancabermeja y el Magdalena Medio pueden dar click aquí

Comments

comments