Informe Especial
Centro Democrático y Cambio Radical se oponen con virulencia al proyecto de Ley Estatutaria que tramita el Senado.
Han transcurrido 5 sesiones plenarias del Senado de la República en las que se ha examinado el proyecto de Ley Estatutaria sobre Justicia Especial para la Paz, y es poco lo que se ha avanzado.
El ponente, senador Horacio Serpa, hizo la presentación del informe inicial en el que solicitó al plenario aprobar el estudio del articulado.
Después, se presentaron 35 impedimentos, casi todos con propósitos dilatorios, porque la consigna de muchos congresistas es impedir el trámite legislativo durante el mes de noviembre para que se termine el fast track, o trámite rápido, que tiene efectos hasta el 30 de noviembre.
La Ley Estatutaria es una especie de reglamento a la reforma que creó la llamada Justicia Transicional, consignada ya en la Constitución Nacional.
Sin esta Ley no podría funcionar la mencionada jurisdicción, única en su género, pues es la primera vez que con ocasión de la terminación de un conflicto armado interno se va a impartir justicia a los mayores responsables de los crímenes más graves, como delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra y delitos atroces.
Antes, primó la impunidad. Ahora se quiere otra cosa, sanciones para los hechos que estremecieron a la sociedad durante 50 años.
Las Farc están cumpliendo los compromisos del Acuerdo. Ya se desmovilizaron sus integrantes y entregaron las armas a las Naciones Unidas.
Hace un año los colombianos han percibido que se acabaron los crímenes por razón de la subversión fariana y se han podido dar cuenta de que la paz es cierta y es grata.
Se han salvado muchas vidas y en las regiones golpeadas por la violencia se respiran aires de tranquilidad y convivencia.
La paz con las Farc es un fenómeno aplaudido en todo el mundo.
Pero aquí en Colombia, en el país de las contradicciones, en nuestra sociedad esquizofrénica, hay personas y grupos de personas que quieren la continuidad del tropel.
Ganan políticamente con la guerra. La auspician porque ella les da la oportunidad de presentarse como salvadores de los colombianos contra el comunismo y contra la barbarie, como en la guerra fría que se acabó cuando se terminó la Unión Soviética.
Argumentan mentiras, como aquella de que Colombia tendrá un gobierno castro-chavista, y otras de la misma especie: que se acabarán las religiones, que se eliminará la propiedad privada, que a los ganaderos se les van a expropiar sus fincas. ¡Falso de toda falsedad!
Centro Democrático, el partido político del expresidente Uribe, es extremista de derecha y recalcitrante a cualquier cambio.
Se han opuesto a todo lo de la paz. Entorpecen los debates en el Congreso y como lo acaba de reiterar el Senador José Obdulio Gaviria, aspiran a ganar las elecciones para “hacer trizas” los Acuerdos de Paz.
El partido político del ex vicepresidente Germán Vargas Lleras, alicaído por los resultados de las encuestas presidenciales, se opone a la paz, como siempre lo ha hecho desde su conocida posición de derechas.
Menos mal que algunos pocos Senadores de Cambio Radical, conscientes de la importancia del Proyecto de Ley Estatutaria, han continuado apoyando el proceso legislativo.
Algunos conservadores amigos del expresidente Andrés Pastrana también hacen filibusterismo legislativo, es decir, hacen dilaciones y obstrucciones en las sesiones del Senado. También hay desertores, pocos por fortuna, entre liberales y miembros de la U. Polo, Verdes, opción e indígenas, apoyan con compromiso.
No es cierto que la Justicia para la Paz estimule la impunidad es, al contrario. No es verdad que todos los empresarios tengan que someterse al escrutinio de la JEP; no es verdad que la JEP vaya a meter a la cárcel al expresidente Uribe, pues a los altos funcionarios los juzga el Congreso Nacional; tampoco es cierto que la JEP persigue a militares y policías, pues ellos, los que hayan cometido delitos relacionados con el conflicto, solo ellos, tendrán un tratamiento de consideración pero diferenciado con los exguerrilleros, como lo han exigido los comandantes de las fuerzas.
La base fundamental del Acuerdo es la de que los guerrilleros puedan actuar en política, si abandonan las armas y se vuelven partido político democrático. Es lo que está sucediendo con las Farc. Está bien que aspiren al Congreso Nacional y aún a la Presidencia de la República, si cumplen sus compromisos.
Lo están haciendo. ¿Qué se van a tomar el poder? Eso solo ocurriría si la ciudadanía vota por ellos y los eligen, pero no parece que esa sea la intención de las mayorías nacionales. ¿Será que la gente, millones de colombianas y colombianos, van a votar por Timochenko para Presidente? ¡No parece! Algunos lo harán, eso sí, pero esa es la democracia.
La JEP debe funcionar para que opere la paz. En nuestro país no pueden seguir prevaleciendo los caprichos, los extremismos ni la politiquería.
Hasta ahora se está logrando la paz porque las extremas de un lado y del otro siempre se negaron a la reconciliación y al entendimiento.
El destino de la juventud y de la niñez no puede ser de guerra ni de odios ni de extremos perniciosos. Por eso es indispensable que el Congreso apruebe la Ley Estatutaria sobre Justicia especial para la paz.
Colombia no puede tenerle miedo al cambio. El futuro de nuestra sociedad tiene que ser en paz.
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Tomado de: Análisis Por Ola Política