Las cosas que a uno le toca ver. Han pasado 26 años desde el asesinato del ex secretario de Obras Públicas de Barrancabermeja, doctor David Núñez Cala y el proceso para esclarecer su muerte sigue sin resolverse.
La impunidad sigue campante, todo porque uno de los acusados de ser el ‘autor intelectual’ del crimen sigue prófugo de la justicia, me refiero al ex senador José Arístides Andrade, quien no se entrega a las autoridades (como debería ser) para esclarecer los hechos, lo que ha traído como consecuencia que, después de muchos años, la familia Núñez y particularmente la Núñez Mancipe (en este caso las víctimas) no les ha sido proporcionado el beneficio a la verdad, la justicia y reparación básicas en el duelo a que tienen derecho ante semejante tragedia ocurrida ya hace 26 años.
Aquí nadie está diciendo que el doctor José Arístides Andrade es el culpable o el autor intelectual del crimen, por supuesto que recordamos aquella máxima universal primaria concurrente para entender el sistema como un ordenamiento jurídico coherente en el que «nadie puede ser condenado sin ser primero oído y vencido en juicio», ni más faltaba, pero estamos convencidos que flaco servicio le presta el doctor Andrade a la justicia y en general a nuestra sociedad al andar escondido, huyendo de la justicia, mientras el poder judicial colombiano lo requiere para aclarar las cosas.
El ex senador, José Arístides Andrade, debe dar la cara, responder de frente por lo que se le imputa, en este caso haber sido el autor intelectual del crimen del ex secretario de Obras Públicas del municipio de Barrancabermeja, David Núñez Cala, asesinato ocurrido en el mes de abril de 1991.
Nada más sano para nuestra historia política local, nada más conveniente para la familia Núñez que ha tenido que soportar ese dolor inmenso y profundo por la pérdida de un ser querido y en general nada más correcto, como ejemplo para nuestra sociedad, que el doctor, José Arístides Andrade, aprovechando las garantías que le permiten la Constitución y las leyes para enfrentar este proceso, lo atienda directamente, de frente, dando la cara y explicando sus puntos de vista y —por supuesto— refutando lo que él considere no sea verdad, pero jamás desde la clandestinidad y menos de parte de un hombre como él, que gozó de los honores de ser Concejal, Diputado, Representante a la Cámara y Senador de la República y que entiende y comprende el ordenamiento jurídico colombiano.
Lo extraño aquí —y eso lo debe saber Barrancabermeja— es que desde la ‘Casa Andrade’ (que ha venido patrocinando deliberadamente el ocultamiento del ex senador de marras, con todas las fatales consecuencias que mantienen en vilo la aplicación de una adecuada justicia en el caso del crimen del doctor Núñez Cala) se viene ahora impulsando una ‘cacareada cátedra de moral política’ enfilada, dizque a apoyar la revocatoria del actual alcalde de Barrancabermeja, una revocatoria impulsada y dirigida por Yidis Medina y un grupo de socios cuyo pasado NO perdona.
¡Vaya sorpresas que da la vida!
Creo que a la ‘Casa Andrade’ no le alcanza para tanto, especialmente mientras el doctor José Arístides Andrade siga prófugo de la justicia y no aclare debidamente su situación jurídica.
Repito, aquí nadie está condenando al ex senador Andrade, pero si me atrevo a solicitar recato a la hora de impartir ‘directrices morales y éticas’, especialmente de donde provienen.
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Las cosas que a uno le toca ver.
Toda esta historia de contra sentido, me hace recordar aquel vallenato famoso de los Hermanos Zuleta titulado ‘Isabel Martínez’ y que en uno de sus apartes dice «un hombre que está más sucio que un rancho solo, se viene a limpiar las uñas con mi honradez… ese hombre en Sabana de Piedra se robó un toro y a la Jagua de Ibirico lo fue a vender».
Los pájaros disparándole a las escopetas.
He dicho.
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ROSBERG PERILLA PÉREZ es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL. Puede ser contactado en el correo electrónico: [email protected]