Es un lugar común hablar de las distancias entre Barrancabermeja y el departamento de Santander, hay una tradición que mezcla aislamiento, desprotección y descuido que ha provocado diferentes iniciativas de independencia o al menos de mayor autonomía de la municipalidad.
Este no es un asunto caprichoso, desde hace 100 años que se inició la industria petrolera en la región y el país, el municipio nació en función del petróleo y fue creciendo debido a este, pero al mismo tiempo han ido apareciendo problemas sociales y económicos que no han sido resueltos a pesar de toda la riqueza generada para el departamento y la nación, lo que ha ocasionado inequidad, atraso y problemas estructurales que han marcado la historia de Barrancabermeja.
La respuesta de Santander a los problemas sociales y económicos de la localidad ha sido insuficiente, la riqueza generada no ha sido distribuida adecuadamente y los recursos provenientes de la industria petrolera no han sido invertidos adecuadamente beneficiando al municipio.
Entonces es evidente ver como el municipio más importante económicamente del departamento, pues genera la mayor cantidad de riqueza y aporta la mayor parte del PIB departamental, está atrasado en infraestructura vial y de servicios, lo que ha provocado que la inequidad y la pobreza se acentúen.
Lo más lamentable es la pobre respuesta de las autoridades departamentales que, a pesar de muy pocas excepciones, históricamente han sido incapaces de dar respuesta efectiva a los problemas sociales del municipio.
Por eso es común escuchar los reclamos de líderes sociales, políticos y gremiales acerca del destino de recursos provenientes de regalías y otras rentas que provienen del petróleo y que no se ven invertidos en la localidad.
El último capítulo de esta situación es el actual debate relacionado con el excesivo número de peajes proyectado para la vía que comunica a Barrancabermeja con el centro del departamento, que significaría incrementar los costos de transporte hacia la capital regional pero que también sería un golpe duro al desarrollo de actividades como el turismo y la logística, indispensables para diversificar la economía local, fuertemente atada al petróleo.
Pero esta cuestión es solo el último episodio de un proceso más complejo, y es la ausencia de atención departamental hacia Barrancabermeja y el Magdalena Medio santandereano.
Por solo mencionar algunos elementos, la ausencia de una institucionalidad departamental activa, comprometida y dinámica ha permitido que el desarrollo de la infraestructura vial se atrase y siga atrasándose.
Proyectos como el de la recuperación de la navegabilidad del rio Magdalena, la ruta del Sol segunda etapa, la vía Yuma o la ruta del Cacao, algunos de los cuales están suspendidos y otros bastante atrasados, demuestran que el departamento poco o nada ha mirado hacia este territorio lo que ha provocado que los procesos se demoren o simplemente las cosas no se hagan pues a la institucionalidad santandereana, publica, política y económica, poco le importa lo que suceda en esta parte del territorio.
Las obras e inversiones en beneficio de Barrancabermeja han sido en su mayor parte gestión propia del municipio, con escaso apoyo departamental, así fue como se construyó el puente hacia Yondo o se inició la vía Yuma, y la gobernación ha sido convidado de piedra o un invitado que llega tarde y se ha visto obligado a ayudar pero no ha demostrado el liderazgo necesario para apalancar el desarrollo local.
Es ese el principal reclamo en Barrancabermeja, la falta de liderazgo departamental que permita aportarle seriamente al desarrollo local.
Esto no es un asunto nuevo, es un tema histórico, pero se ha agudizado en los dos últimos gobiernos departamentales, donde se ha necesitado un liderazgo fuerte desde la gobernación para ayudar a enfrentar problemas propios de los ciclos económicos de la industria petrolera y de las realidades económicas y sociales de la ciudad, pero que han mostrado un paupérrimo liderazgo departamental, incapaz de impulsar iniciativas o de al menos respaldar decididamente las que estén en proceso. temas puntuales como la modernización de la refinería, el óptimo funcionamiento de la vía hacia el centro del departamento, la inversión en vías terciarias, por solo mencionar algunos temas de interés, no han tenido el apoyo del liderazgo departamental por lo cual siguen siendo temas huérfanos de la gobernación y que afectan la calidad de vida de la ciudad.
Es momento de hacer un llamado a la institucionalidad departamental para que asuma su responsabilidad política, administrativa e institucional para con Barrancabermeja, incluida una asamblea departamental que no mira hacia el Magdalena Medio y se ha dedicado más a buscar protagonismo mediático que a aprobar inversiones o hacer control de los recursos que se requieren o al menos a exigir más y mejores gestiones de la gobernación en beneficio del municipio.
Barrancabermeja no aguanta más un gobierno y una asamblea departamental tan lejanos e irresponsables, que se han beneficiado de las rentas petroleras acá producidas pero que no se comprometen con el desarrollo local, que incluso desconocen la realidad local, las aspiraciones y necesidades del territorio, y que siguen construyendo planes y proyectos departamentales donde ignoran a propósito lo que por derecho debe ser invertido acá.
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