Hay diferentes formas de contar la historia, así que hay muchas historias dependiendo quien las cuenta y para quien va dirigida.
No solo es un asunto del poder, se decía que la historia la escriben los vencedores, pero también hay otra historia, la que cuentan los perdedores, las comunidades, los grupos poblacionales, en fin, cada parte de la sociedad terminan contando su propia historia, y no muchas veces coinciden todas esas historias.
En este momento el país lucha por tener su historia, por definir cuál es el relato común de las últimas décadas, y en esa búsqueda de un relato común se ha llegado a un nivel de polarización y oposición entre dos narrativas diferentes y enfrentadas, que hasta el momento no ha sido posible superar esta situación de contradicción, así que hay un país que no ha sido capaz de tener su historia común, que ayude a unirlo y a reconciliarlo después de décadas de violencia, lo que ha provocado que las tensiones sociales se mantengan y sobreviva un ambiente propicio para que la violencia se transmute y permanezca en la nación.
Esta situación no es fácil de resolver, no hay una formula sencilla para superar lo que sucede, existió la esperanza de que el proceso de negociación con las Farc y los acuerdos de paz permitieran generar un nuevo espacio y el momento ideal para encontrar esa narrativa común, pero sin embargo ocurrió todo lo contrario, se generó un choque y no fue posible hallar esa historia común.
Así que, en este momento, y habiendo desaprovechado esa oportunidad histórica, no se ve fácil como conciliar narrativas tan diferentes, posiciones tan disimiles y sentimientos encontrados para beneficio de la nación.
Solo es posible esperar que las instituciones, como las altas cortes, el congreso, entre otras, logren ayudar a resolver este desencuentro, abriendo espacios de discusión y generando referentes a partir de los principios que rigen esta Nación, con el fin de construir esa historia común a todos, al tiempo que generen el ambiente para que toda la sociedad se involucre en esa discusión y acepte los referentes.
Entre más nos demoremos en avanzar en este proceso más difícil será reconciliarnos y avanzar en el camino de la paz, pues sin consensos sociales fuertes sobre la historia nacional se harán frecuentes las fracturas políticas y los enfrentamientos sociales.
Si queremos sobrevivir como nación es imprescindible construir una historia común, que nos represente y aglutine, superando la fragmentación social que desdibuja el proyecto de nación.
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