Por: Hernando Flórez Anaya
Cuando mi padre llegó en el año 44 a Barrancabermeja, tuvo la fortuna, tan solo con las callosidades de sus manos, de ser contratado por “La Troco”. Desde entonces, y hasta ahora, mucho ha ocurrido. Hoy en día si hay nativos de Barrancabermeja y muchos. Cada vez es más apremiante que seamos esos barranqueños, que supimos aguantar y resistir tantas lunas junto a Ecopetrol, quienes también tengamos nuestra oportunidad y que mejor excusa para ello que la modernización.
Las instituciones logramos construir una agenda para el futuro de la ciudad, un potente breviario de desarrollo sostenible basada en el bienestar del individuo, pero hay una asignatura del ahora que tendremos que abordar desde la base del previo conocimiento de la oferta de empleo para tener tiempo de preparar a nuestra gente, pero por encima de eso, el punto neurálgico será generar una plataforma que garantice el empleo para los barranqueños, que recoja los requisitos esenciales que permitan que el trabajo se adjudique de manera prioritaria a quienes son oriundos de esta tierra.
Suele decirse que los barranqueños somos más preparados que un yogurt, eso es cierto y más cuando tiene que ver con la industria del petróleo, no en vano generaciones completas han crecido durante 90 años alrededor de esta industria, lo cual indica que no es por nuestro conocimiento que no podemos acceder a los puestos, sino que son los mecanismos determinados en la selección los que nos dejan por fuera.
Las categorizaciones en cualquier sociedad son incómodas, por no decir discriminatorias, pero como se trata es de hacer justicia con nuestra ciudad y con sus ciudadanos es indispensable que pensemos en colocar unos filtros que nos garanticen el acceso al empleo. Las primeras condiciones que garantizarían este hecho es que el filtro se haga sobre la base de que el que acceda a los empleos tenga partida de nacimiento y cédula expedida en Barrancabermeja, de allí en adelante entrarían otras formas de demostrar ser nativo de la ciudad.
No es que impidamos a los demás que vengan, eventualmente lo están haciendo, incluso en detrimento de los puestos que deberían ser para nuestros profesionales, quienes son desplazados de manera absurda y desmoralizante. Incluso hay que asegurar el empleo de ellos.
Nuestra ciudad y nosotros como habitantes esperamos mucho una oportunidad como ésta, aquí estuvimos aguantando solos estoicamente, pusimos los muertos, la desolación y la esperanza, hoy cuando las cosas han cambiado también anhelamos ser los primeros en ser tenidos en cuenta y que no nos vuelva a ocurrir lo de siempre en las bonanzas, quedarnos solos en el abatimiento, el abandono y la inequidad.