Por: Jaime Calderón Herrera
Para tomar decisiones acertadas, o al menos con buen criterio, se requiere de salud física y mental.
Una sola copa de licor no es suficiente para embriagar, pero sí para alterar la toma de decisiones, de tal manera que ante una situación, la persona con una copa entre pecho y espalda puede por ejemplo, pasar un semáforo en amarillo, o aún en rojo, mientras que si no hubiera tomado esa copa, lo más probable es que hubiera hecho el pare recomendado. Las consecuencias de una decisión inadecuada pueden ser banales, pero también desastrosas.
Otra circunstancia que afecta la toma de decisiones es la falta de sueño. Hay quienes tienen dificultades para conciliar el sueño y mantenerse dormidos. Otros tienen el problema de horarios para lograr dormirse, y otros más, el sonambulismo o los terrores nocturnos les trastornan su sueño.
El dormir poco durante períodos prolongados es malo, aún para quienes desde siempre han dormido poco. No solo suelen estar somnolientos durante el día, lo cual pudieran manejar con cafeína, sino que se distraen fácilmente, o dicho de otra manera, se les afecta la concentración; en lo fundamental, tienen un grave problema para tomar decisiones afortunadas.
La industria aeronáutica concibió y mantiene unos estándares de seguridad que son ejemplo para todos. De hecho, la medicina y en especial la cirugía, viene adaptando el modelo para disminuir y ojalá lograr desaparecer el error humano. Un error de un cirujano puede costar una vida, el de un piloto dos o tres centenares de vidas, pero un error de criterio, un error humano de un gobernante, una decisión equivocada, puede afectar la vida de miles o de millones de seres humanos.
Registro con preocupación que a ciertos mandatarios se les hace y se les ha hecho propaganda, mostrándolos como muy trabajadores porque duermen poco. Craso error, tal cosa es una gran equivocación y un gran peligro. Además de lo anteriormente dicho, el síndrome de Burn- out está descrito en especial para quienes sobre sus hombros descansa la responsabilidad de muchos. La fatiga crónica, el déficit crónico de sueño, afecta el buen juicio para decidir correctamente.
Le escuché decir al Dr. Gerardo Martínez que algunos duermen poco porque trabajan mucho, pero otros porque la conciencia no los deja dormir. Pudiera tener razón en algunos casos, pero conozco también sujetos sin conciencia que duermen plácidamente no obstante sus fechorías.
De cualquier manera un buen consejo es dormir ocho horas, trabajar otras ocho y durante el resto, distraerse física e intelectualmente.
Cuando un gobernante duerme poco, sus gobernados debieran dormir con un ojo abierto.