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¡Hipócritas!

Por: Jairo Alfonso Martínez Gómez.

 

Algunos de los muy pocos ‘impolutos’ miembros que le quedan al grupo político del Centro Democrático, han salido en los últimos días a censurar la campaña del 2010 que llevó a la presidencia a Juan Manuel Santos, porque imprimieron un montonón de afiches con dineros que generosamente donó la firma brasileña Odebrecht.

 

Es justo aclarar a las señoras, señores, jovencitas y pichones del Centro Democrático, que fueron ellos —solamente ellos y nadie más que ellos— los que eligieron a Santos ‘por orden directa del patrón’.   Además, y para hacer justicia con la obra del gran colombiano, el ahora Nobel de Paz pudo ser reelecto gracias a que Uribe, en un acto de ‘suprema humildad’, se le arrodilló a Yidis Medina en un baño de la ‘Casa de Nari’, para rogarle que votara su reelección y, por extensión, la de quien fuera su más digno sucesor: Juan Manuel Santos.

 

Así, pues, a nuestro Nobel de Paz no lo eligieron presidente, ni lo reeligieron, los afiches de Odebrecht, cosa que está muy mal y es censurable, sino la necesidad de Uribe de guardarse sus espaldas, las de sus hijitos y las de muchos de sus abnegados funcionarios que —por el ‘bien de la patria’ y el de sus bolsillos— cometieron toda clase de atropellos e hicieron del saqueo del erario ‘el deporte nacional’.

 

El problema, ‘la furia del uribismo’, está en que Santos permitió las investigaciones y hoy gozan de buena salud en las cárceles del país, huyendo por el mundo o esperando su llamado a juicio, los más notables subalternos de aquel terrible y nefasto régimen.

 

Entonces, que no vengan hoy los ‘fariseos’ desde tribunas y púlpitos de pacotilla a hablar en ‘nombre de Dios’ y a programar marchas por ‘la defensa de la moral’ que en realidad ha sido su meretriz durante todos estos años.

 

Marchen, sí, pero hacia las cárceles o al destierro a ver si con lo que queda podemos rehacer lo que ustedes, ‘hipócritas’, destruyeron sin descanso y sin medida y dejen ya de darse ‘golpes de pecho’ que en sus pechos lo que anida son las culebras.

 

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