Por: Jaime Calderón Herrera
En la era del conocimiento, Colombia ha retrocedido en materia de educación, a tal punto que la herramienta óptima de movilidad social hoy es más una ocasión de frustración.
Muchos no comprenden la realidad educativa, precisamente porque su educación es deficiente, focalizada o descontextualizada. Una de ellas, pareciera ser la ministra Campo, experta en manejar empresarios afiliados a la Cámara de Comercio de Bogotá, pero improvisada en un tema estratégico para la sociedad y el Estado.
La tasa de deserción universitaria es escandalosa, principalmente por motivos económicos. Los intentos por mejorar la manida cobertura se esfuman. Solo uno de dos universitarios se gradúa.
La universidad pública ha decaído en las últimas décadas y muy pocas privadas logran niveles aceptables de calidad, de tal manera que la oferta de formación profesional es cara, deficiente y en ocasiones frustrante.
A buena hora los jóvenes universitarios lograron poner en la agenda nacional el derecho constitucional a la educación. Como no se veía desde hace cuarenta años, hizo erupción un movimiento estudiantil que recuerda a los colombianos que la protesta social, la movilización y el reclamo son democracia.
Alejados de las capuchas y el vandalismo, demostraron que sus argumentos son más valiosos que las cifras amañadas que escondían la verdadera intención de la reforma a la Ley 30, como quiera que profundiza un modelo de privatización y delegación de la responsabilidad del Estado en la financiación de la educación pública.
Los jóvenes tienen todo el derecho a estar preocupados por su horizonte que asoma gris. Por eso, su movilización trasciende lo educativo y es en esencia política. En la práctica desnudaron la crisis de la representatividad del Parlamento, que con unas mayorías supinas amenazaban un pupitrazo más.
Todos debemos preocuparnos por una Colombia educada con calidad desde su infancia hasta la madurez. Se inicia un proceso de discusión, el cual espero no ahoguen. Continuará la movilización estudiantil, que espero crezca en apoyo social, alejada del vandalismo y el extremismo inmovilizador.
PS: Muy importante pensar en el voto en blanco para las próximas elecciones, si la política continúa secuestrada.