Por: Horacio Serpa U.
Atrás han quedado los tiempos en que Colombia era considerada como una mala vecina, con una política de alineamiento total con los Estados Unidos, que vivía de espaldas a Europa, Asia y África. También ha sido borrada la idea generalizada de que no teníamos Cancillería, ni una política exterior acorde con los nuevos tiempos de globalización, integración y cooperación.
El Presidente Santos ha sabido corregir la plana y está escribiendo de la mano de la Canciller María Ángela Holguín, un nuevo capítulo en nuestra política exterior. Rompiendo esquemas, innovando y demostrando que es posible cumplir con el mandato constitucional de la integración latinoamericana y al mismo tiempo avanzar en acuerdos comerciales, políticos, de medio ambiente y defensa con otras regiones.
El primer gran salto en ese campo ha sido el restablecimiento de las relaciones con Ecuador y Venezuela. La llegada de los embajadores de ambas naciones a Bogotá permiten vislumbrar un nuevo renacer con la vecindad, que nos dará réditos de todo tipo, especialmente en el campo político y comercial, porque Colombia lo que necesita son aliados, no enemigos por todos lados.
El Gobierno ha logrado romper el aislacionismo al poner todos los huevos en la canasta de los Estados Unidos, sin reconocer que necesitamos ser amigos de venezolanos y ecuatorianos, porque allí están nuestros mercados naturales. Los industriales y comerciantes reconocen que fue un error perder tanto tiempo en peleas con nuestros vecinos, cediendo mercados y empleos a otras naciones.
La visita a Europa del presidente Santos también en una buena noticia, porque tiene como objetivo reafirmar la confianza inversionista, abrir nuevos mercados y lograr apoyo a nuestra democracia que enfrenta todo tipo de desafíos. Llevando también el mensaje de que Colombia y las demás naciones latinoamericanas requieren contar con la garantía de que las potencias midan los efectos de la guerra de divisas que libran, que podría arruinar nuestros mercados y agravar la crisis económica mundial.
El Presidente Santos está, además, ajustando la agenda bilateral con Francia, incluyendo nuevos temas como cooperación para el desarrollo del campo, educación, transferencia de tecnología y medio ambiente. Pensar que la agenda es solo la guerra contra el terrorismo, es cosa del pasado.
Esta nueva visión del presidente Santos es una demostración de que el país está dejando de mirarse el ombligo y tiene un nuevo norte ideológico, centrado en la política social, las víctimas y los derechos humanos, la integración latinoamericana y la defensa de la democracia. Más acorde con hallar la paz y abrir nuevos mercados, que con ganar guerras invisibles y marginarse de la globalización.
La firma de los TLC con Corea, Panamá y otros Estados, su presencia en la Cuenca del Pacífico, el relanzamiento de su política hacia Mercosur y otros escenarios multilaterales, nos muestran como una nación que tiene con que avanzar en su inclusión mundial. Hay una nueva agenda para la paz y el desarrollo, en el que la búsqueda de la conciliación y la defensa y promoción de los derechos humanos son los protagonistas.
Bucaramanga, 26 de Enero, 2011
