Uno de los temas actuales más controvertidos es el fracking, la explotación de yacimientos no convencionales de petróleo, y entorno a él se ha dado una controversia que involucra no solo a ambientalistas y autoridades, sino a líderes sociales y comunidad en general.
Ya desde hace tiempo se viene presentando a lo largo y ancho del territorio una fuerte discusión acerca de la explotación petrolera, las poblaciones de varios municipios han cuestionado que en sus territorios se desarrolle la industria petrolera por las consecuencias sociales, económicas y ambientales que deja esa actividad, al tiempo que perciben que los beneficios que trae esa industria no son suficientes o no cubren los efectos de la misma.
Por esta razón varios municipios han empezado a acudir a las consultas populares para que la comunidad decida directamente sobre el desarrollo de la actividad petrolera en su territorio, con el fin de evitar problemas y que las comunidades insatisfechas acudan a vías de hecho y otros mecanismos para manifestar su descontento.
En días pasados el alcalde Dario Echeverri, en el contexto del desastre ambiental del pozo Lizama 158 y de la conmemoración de los 100 años de la explotación petrolera, ha planteado frente al escabroso tema del fracking y de la explotación petrolera acudir al pueblo, constituyente primario y fuente de la soberanía, para que este decida sobre el desarrollo de estas actividades en el territorio y así zanjar esta cuestión de forma definitiva.
Desde hace ya un tiempo se viene discutiendo sobre el denominado fracking, es así que Ecopetrol ha señalado que la explotación de yacimientos no convencionales representa el futuro de la actividad petrolera en el Magdalena Medio, y también en el país, señalando grandes yacimientos de este tipo que representaría recursos importantes para la región y el país.
Por otro lado líderes sociales y ambientales han señalado los peligros que puede traer este tipo de explotación, varios países del mundo han prohibido esta actividad en su territorio, por las afectaciones sobre los recursos naturales, en especial el agua, y sobre los ecosistemas, por lo que han pedido que se prohíba el fracking. Esta discusión se ha ido alimentando con argumentos de lado y lado, esperando que el Estado colombiano a través de las instituciones competentes, Ministerio de Medio Ambiente, ANLA y las corporaciones autónomas regionales, junto con la academia, informen de manera responsable a la población sobre el fracking y que se pueda conocer de manera clara y seria los beneficios y las consecuencias de esta actividad.
El desastre del pozo Lizama 158 es una prueba de los riesgos y consecuencias de la actividad petrolera, y que hace parte del pasivo ambiental que tiene esta industria con Barrancabermeja, el Magdalena Medio y el país, el cual no ha sido cuantificado, no se ha establecido un plan de acción para remediarlo, ni mecanismos para hacer seguimiento y verificación a la reparación del daño hecho. En relación al desastre del pozo Lizama 158, la falta de claridad sobre las causas del mismo y el desafortunado manejo de la emergencia, a lo que se suma el informe de la Contraloría que señalaba deficiencias en el cumplimiento de obligaciones operacionales, ha generado una creciente inconformidad entre la comunidad, que a la vez observa emanaciones de productos desde las instalaciones de la refinería y que hacen cada vez más profunda la desconfianza hacia la actividad petrolera.
La conmemoración de los 100 años de la industria petrolera es el escenario ideal para que la gente asuma un rol protagónico en la definición del futuro de esta industria en el territorio y el país.
El llamado a una consulta popular, donde se decida sobre la explotación petrolera y el fracking es la oportunidad para que se haga una verdadera discusión sobre estos temas, y donde todos los actores interesados aporten con argumentos, hechos y pruebas, para que la comunidad tome una decisión bien informada.
La población de Barrancabermeja sabe mejor que nadie en este país lo bueno y lo malo de la industria petrolera, conoce y ha vivido en carne propia las afectaciones al medio ambiente, el impacto económico y social de la actividad, y los altibajos que ocurren, por lo que puede asumir con responsabilidad esta decisión.
Estos 100 años de la industria petrolera está marcado por el desastre del pozo Lizama 158 y el pasivo ambiental, y desde lo económico y social el ejemplo de lo que sucede en el corregimiento de El Centro señalan los grandes desequilibrios que trae esa industria extractiva, que ha sacado tanta riqueza de ese lugar y ha dejado tampoco beneficio a la comunidad.
Es por esto que la consulta popular planteada por el alcalde Dario Echeverri es una oportunidad histórica para que la población asuma las riendas de su futuro y decida ella misma, para así evitar que otros decidan por ella.
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