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A pesar de que el Gobierno del Cambio, liderado por el presidente Gustavo Petro, ha logrado iniciar transformaciones estructurales que ya se traducen en mejoras en la vida de los colombianos, aún enfrenta una feroz oposición que busca minimizar sus avances.
En apenas un corto periodo, la administración de Petro ha alcanzado importantes logros en la reducción de la pobreza, el desempleo y la inseguridad alimentaria, además de la entrega de tierras, la promoción de una transición energética justa, la estabilidad del peso, el crecimiento del turismo y récords en decomiso de droga.
También ha impulsado el desarrollo de la red ferroviaria, un elemento clave para la modernización del transporte y la economía del país.
Uno de los avances más significativos ha sido la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
Las políticas de inversión social han permitido reducir la pobreza en varias regiones del país, con programas de subsidios dirigidos a las familias más vulnerables y una redistribución más equitativa de los recursos.
El desempleo, por su parte, ha mostrado una tendencia a la baja, gracias a iniciativas que fomentan el empleo juvenil, el emprendimiento y el fortalecimiento de sectores estratégicos de la economía.
En cuanto a la seguridad alimentaria, el gobierno ha priorizado programas que garantizan el acceso a alimentos básicos para la población más desfavorecida, con medidas que fortalecen la producción agrícola y la distribución equitativa de productos de la canasta familiar.
La entrega de tierras a comunidades campesinas ha sido otro eje fundamental, enmarcado en una reforma agraria que busca reparar históricas deudas con el campo colombiano.
Otro de los pilares del Gobierno del Cambio es la transición energética justa.
Consciente de la crisis climática y la dependencia de los combustibles fósiles, Petro ha impulsado políticas de desarrollo de energías renovables, promoviendo la diversificación de la matriz energética.
Esta estrategia no solo posiciona a Colombia como un líder en la lucha contra el cambio climático, sino que también garantiza una economía más sostenible y competitiva a largo plazo.
La estabilidad del peso colombiano es otro logro innegable.
A pesar de las fluctuaciones iniciales que generaron incertidumbre en los mercados, la moneda ha demostrado una recuperación sostenida, lo que evidencia la confianza en las políticas económicas del gobierno.
En paralelo, el turismo ha experimentado un notable crecimiento, con cifras récord de visitantes extranjeros que han dinamizado la economía y generado empleo en distintas regiones del país.
En la lucha contra el narcotráfico, el gobierno ha logrado decomisar cifras históricas de droga, debilitando las estructuras criminales y fortaleciendo una estrategia más integral que combina represión con desarrollo social en los territorios afectados por el narcotráfico.
Además, la reactivación de la red ferroviaria representa una apuesta ambiciosa por mejorar la infraestructura de transporte y reducir la dependencia del sistema carretero, lo que facilita la movilidad y el comercio en el país.
¿Puede hacerlo mejor?
Sin embargo, estos logros han sido constantemente desconocidos y minimizados por una oposición que, en complicidad con los medios de comunicación tradicionales, ha optado por una estrategia de desgaste político.
Desde el Congreso y los entes de control, se han saboteado múltiples iniciativas parlamentarias del gobierno, impidiendo avances en reformas estructurales necesarias para el desarrollo del país.
En su lugar, se ha construido una narrativa mediática basada en controversias, distracciones y chismes, enfocándose en la personalidad del presidente en lugar de evaluar su gestión de manera objetiva.
Este fenómeno ha llevado a que muchos ciudadanos se dejen influenciar por los discursos de medios tradicionales desprestigiados y de una clase política anacrónica que durante más de 30 años solo ha generado pobreza, violencia, exclusión y desigualdad.
Narrativa de crisis permanente
En lugar de reconocer los avances en materia social, económica y ambiental, ciertos sectores han optado por promover una narrativa de crisis permanente, con el objetivo de debilitar el mandato del presidente Petro.
No obstante, la evaluación de un gobierno debe hacerse en función de sus logros y no de apreciaciones subjetivas sobre la personalidad del mandatario o de rumores infundados.
Es fundamental que la ciudadanía tenga una visión crítica y objetiva sobre la gestión pública, basándose en hechos concretos y no en campañas de desinformación. Solo así será posible consolidar un país más justo, equitativo y progresista, donde los avances logrados no sean opacados por intereses políticos o mediáticos.