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¿Sabían que los sastres mejor pagados del mundo trabajan en las Cortes colombianas? – Por: Esperancita Uribe

¿Estarían de acuerdo en renombrar las Cortes como Sastrería Suprema de Justicia, Sastrería Constitucional, Consejo de Sastres de Estado, y a los magistrados como sastres judiciales?

Sabían que los sastres mejor pagados del mundo trabajan en las Cortes colombianas

En Londres, uno de los oficios mejor pagados y más exclusivos es el de sastre. Pero no me refiero a los costureros que en lavanderías o tintorerías solo ponen cremalleras y cosen dobladillos, no señor. 

Hablo de quienes confeccionan trajes a la medida o restauran trajes emblemáticos o adaptan prendas exclusivas costosísimas a la figura del cliente. 

El precio de una pequeña adaptación de las cuchillas de una chaqueta Chanel me costaba £300 (£150 por cada cuchilla). Como buena antioqueña (me considero de las buenas porque además tampoco soy uribista) traté de negociar un descuento, pero eso es prácticamente considerado un sacrilegio en la cultura inglesa. 

Lo máximo que obtuve fue un descuento de £30.

No es que sea chicanera, pero ese fue el doloroso precio que debía pagar si quería una adaptación de la chaqueta que disimulara los efectos de la fuerza de la gravedad en mis bubis sin usar los aborrecidos sostén de alambre que contribuyen al cáncer de seno (ojo pues mujeres, están advertidas) y que hacen sonar los detectores de metales en los controles aeroportuarios.

Tampoco crean que soy millonaria y menos marquillera; el traje lo adquirí en una recién inaugurada Charity Shop (tiendas de organizaciones sociales donde se pueden encontrar verdaderos tesoros usados y algunas veces nuevos o casi nuevos de diferentes clases, prendas, libros, arte, muebles, etc) y soy de las que compra algo solo si me gusta, es de buena calidad y lo necesito, no por la marca.

Aunque no fue un gangazo, sí pagué muchísimo menos de lo que hubiera tenido que pagar por uno nuevo.

Acordé con el tailor de pasar a recoger mi chaqueta al martes siguiente pues era para lucirlo en mi segundo matrimonio civil. Estaba cansada de estar pidiendo ese bendito registro en Colombia cada vez que expiraba la fecha de validez (humm tremendo negocio el de las notarías en Colombia).

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Coincidencialmente, el lunes antes de pasar de nuevo por la sastrería, asistí a una colombiana con su apelación a su solicitud de residencia denegada. 

Una monja amiga me había llamado la noche anterior para pedirme el favor de asesorar a esta persona que no tenía con qué pagar un abogado ni un traductor del español al inglés, y que por tanto iba a apelar ella misma. 

El servicio de traducción gratuito en este tribunal fue eliminado por el partido Conservador hace poco más de una década. 

Pues bien, como solo pude hablar con ella telefónicamente y la audiencia era en la tarde del lunes, y en la mañana ella debîa terminar un trabajo que su jefe le había dicho que debía entregar en la del martes, decidí acompañarla al Taylor House Tribunal Hearing Centre de Londres. 

Allí es donde se llevan a cabo las apelaciones orales de los casos de asilo e inmigración.

La sabia lógica de la etimología

Al siguiente día de terminada la audiencia, pasé a recoger mi chaqueta a la sastrería; el tailor le pidió a su aprendiz de tailoring que se encontraba en el segundo piso que bajara mi chaqueta. 

¡Oh sorpresa la mía!, la aprendiz era la colombiana a quien había ayudado el día anterior en la Taylor House Tribunal Hearing Centre. Al verme me abrazó y le contó al sastre lo sucedido. Sin pedirlo, la adaptación de mi chaqueta salió completamente gratis y también el desayuno que no pude rechazarle al tailor.

Mientras desayunábamos, mi nuevo sastre de confianza me comentó que Taylor es una variante de Tailor que era un apodo que proviene del inglés antiguo «tægl» que significa sastre o cortador, y que a su vez viene del francés antiguo «tailleur», que significa «cortador de tela». 

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Con el tiempo este apodo se transformó en un apellido hereditario, adoptado por generaciones en diversas regiones del mundo anglosajón y con variantes como Tailor o Taylor. 

Al igual que otros términos que indican profesiones, es un apellido en otros idiomas además del inglés, como Sartre (francés), Schneider (alemán), Sneijder (holandés), Znaider (polaco), Portnoi (ruso) y Sastre (español). y hablando del curioso nombre de apelaciones del tribunal de inmigraciòn. 

Dado que en el sistema legal inglés es fundamentalmente jurisprudencial asentado en el precedente que se diferencia de manera sustancial del derecho de Europa Occidental y América Latina, donde las leyes han sido codificadas sistemáticamente, formando un sólo cuerpo de doctrina legal, los fallos pueden ser considerados a la medida de las circunstancias de los hechos. 

La etimología jurídica tiene mucha sabiduría en su lógica. 

En cuanto al origen de la palabra Corte con la cual se designan en Colombia y muchos otros países hispanoparlantes a los más altos tribunales de justicia, los sabios de la RAE afirman que la voz corte viene de cortar y a su vez ésta proviene del latín curtāre que significa dar con las tijeras u otro instrumento la forma conveniente y apropiada a las diferentes piezas de que se compone una prenda de vestir o calzar.

Los reyes usaron maliciosamente ese término para denominar Corte al conjunto de todas las personas que componían la familia y el acompañamiento habitual del soberano. 

Pero también era empleado para nombrar la asamblea representativa convocada por el rey para intervenir en los asuntos graves de Estado y judiciales, donde la pena máxima que solía imponer era la de la guillotina (cortar la cabeza). Con el tiempo, el término «Corte» se asoció con la autoridad judicial y se utilizó para referirse a los altos tribunales de Justicia.

La cucha pregunta

Considerando los altísimos salarios y honorarios que perciben los carteles de togados que se han creado al interior de las Cortes colombianas y que se han dedicado a cortar, remendar y adaptar la ley a los fallos, providencias y sentencias a la medida de delincuentes y criminales de alto perfil,  ya sea del mundo polìtico, parapolítico, empresarial y hasta del bajo mundo:

¿Estarían de acuerdo en renombrar las Cortes como Sastrería Suprema de Justicia, Sastrería Constitucional, Consejo de Sastres de Estado, y a los magistrados como sastres judiciales?

Si consideran que no es una propuesta indecente, sino que está acorde con los hechos y el proceder de los mal llamados magistrados, dar like (me gusta) a este post.

Mientras tanto, seguiré organizando mi guardarropas para llevar otras prendas al sastre, porque nunca aceptaré siliconas, ni espumas ni alambres.


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