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La degradación de los actores armados en el país ha generado que esas organizaciones, algunas de las cuales señalaban tener orígenes, propuestas y objetivos ideológicos y políticos, se vayan convirtiendo en meros grupos criminales con propósitos más banales, como el control territorial para el manejo de actividades económicas ilícitas que le permitan la reproducción y conservación de esas bandas criminales.
En este contexto actual, la supervivencia de estos grupos criminales es su principal razón de existir, lo que implica que su comportamiento y accionar refleja la dinámica de sobrevivir a cualquier costo. Los objetivos políticos o ideológicos no son ya centrales, o al menos referenciales, es ahora la necesidad de mantener la estructura lo que moviliza el grupo criminal.
Y esto tiene implicaciones para la seguridad en los territorios.
Estas bandas armadas actúan como bandoleros, con antecedentes en la historia nacional, que persiguen recursos para poder sostener la organización. Es por esto que extorsión, secuestro, narcotráfico, explotación ilegal de oro, entre otras cosas, aumentan y para poder desarrollar esas actividades ilegales requieren el control de los territorios.
En este contexto es la población la que sufre pues se ve afectada por las acciones criminales de estos nuevos bandoleros. Así que se suceden desplazamiento forzado, despojo, asesinatos, ubicación de minas antipersonales, entre otras afectaciones.
Para poder enfrentar esta situación se requiere una articulación y coordinación institucional, entre alcaldías, gobernaciones y nación en un proceso concertado de acciones e inversiones que permitan no solo disminuir los índices de inseguridad, sino lograr que las condiciones sociales y económicas que facilitan la vinculación de personas a esas organizaciones se superen, o al menos se disminuyan.
Estos nuevos bandoleros aprovechan la alta rentabilidad de actividades como el microtráfico de sustancias ilícitas y la explotación ilegal de oro para financiarse, y además para lograr la vinculación de integrantes ante las dificultades económicas y sociales en las comunidades.
No hay discurso ideológico o político, es más una oferta laboral que resuelve necesidades económicas de personas en comunidades con pobreza y desigualdad.
La fragmentación de los grupos armados de origen guerrillero y paramilitar ha generado un impulso para su expansión territorial, que les permita acceder a más recursos para su financiamiento, lo que agudiza el conflicto.
Además, ya hay una dinámica de grupos criminales dedicados al microtráfico y otras actividades ilegales, que generan una dinámica de alianzas y enfrentamientos por el control del territorio, que aumenta la inseguridad.
Por esto se requiere que además de la articulación de las instituciones del Estado, la sociedad civil y la empresa privada apoyen los esfuerzos para resolver no solo las manifestaciones criminales de esta situación, sino los problemas sociales y económicos que generan un entorno favorable a la expansión de esta criminalidad.
Barrancabermeja necesita que su gobierno local, departamental y nacional junto con la sociedad civil y los empresarios logren establecer un accionar que permita resolver los problemas de seguridad y sociales que favorecen que estos nuevos bandoleros mantengan su expansión y crecimiento.
No es solo un tema de vigilancia, control y seguridad, es también problemas económicos y sociales que requieren acciones conjuntas para lograr resultados sostenibles en el tiempo.
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