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Las navidades y la música en el Centro, mi pueblito – Por: Ovidio Beleño Alvarado

En El Centro la época de navidad era “el cuadre” para quienes tenían pick-up con bocina RCA y amplificador. El mandamás era Manuel Lara el papá de Lito, Rodrigo y “El Negro” Lara, quien todos los domingos alegraba los partidos de fútbol en la cancha Alfonso López y amenizaba con sus maracas cualquier festejo familiar de alto voltaje.

Vinicio Gil era el contrincante de Lara pero su equipito de aguja desechable y un parlante, por su facilidad de transporte, lo encontraba usted sonando duro en cualquier recoveco del campo petrolero, Campo 6, La Horca, Campo 34.

Milton Mcnish también tuvo un pick up solamente para alegría y entretenimiento de su recocha yumeca. 

Los sábados Gallardo, Pusey, Husband, los Ellis, Dolorita, Marina, siempre en ambiente de camaradería terminaban la noche cantando a toda voz “Matilda”.

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El Alto fue para mi, la cuadra familiar más alegre en fiestas. 

La Señora Oliveira De Llanes y su hija Marcolina eran piezas incansables en los bailoteos semanales y los beisbolistas eran siempre los mejores animadores. 

Se oía a Buitrago, la música de Escalona, a Luis Enrique Martinez, a Emilianito.

Era un show, era un mar de risas ver bajar a los borrachitos desde la empinada casa de los Llanes hasta la vía al Colegio Parroquial. 

La casa de Luis Carlos “Panti” Mcnish era el refugio de muchos amigos que salían chispoletos del Club de Mares

La cercanía al Club, el repertorio de “salsa brava” del sanandresano y la hospitalidad de la familia Zapatan invitaban a quedarse y ver salir el sol tirando pases. Nada de vallenatos.

Hubo también un grupito de engomados en la música cubana y de Puerto Rico que con serenatas y en las voces de José Telmo Almendrales, de Ángel Zapata, Sixto Beleño o del “Panti” buscaron ser grandes, pero – dicen algunos que – «terminaron haciendo sancochos nocturnos con aves de corto vuelo mal habidos», dicen.

En El Campo 6 hubo un trabajador de La Trocó, compadre de mi papá “compaíto” de apellido Parada que componía y tocaba un Vallenato exquisito, y todos los años en el día de San Martín de Loba, para toda la romería que llegaba del Centro la fiesta era solo hasta que pasaba “el bus de cine” para su regreso.

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A principios de los 50s hubo un conjunto de guitarras que representaban los hermanos Rivera y donde el profe “Chencho” con su voz parecía un enviado de Los Panchos. Iniciaban la serenata en El Centro y la terminaban en cualquier amanecedero en Barranca

No eran amigos de la bulla y la fama, pero si idólatras de la cervecita.

En mi cuadra del Campo 20, esquinero, se hizo costumbre la llegada en las noches con sus instrumentos del saxofonista Luis Camacho y de su amigo un maestro del contrabajo de nombre Daniel Elías.

Total, la famosa profesora Feliciana Vera – embriagada con el romanticismo de sus visitantes – terminó casada con Camacho, y una hija de Isidro Amariz, vecino de los Vera, también se unió en matrimonio con el tal Elías, famoso integrante del Conjunto gringo de Arnulfo “Perico ” López.

Nuestra casa quedaba enseguida. 

En los 59s también el profesor de música Luis Lizarazo cansado del órgano del cura López y del “Ave María” todos los día con la mezzosoprano Magdalena De Herrera montó una escuela de música; y todo funcionó hasta que el público comenzó a exigirle música costeña con guapirreos y falsetes al profe que era «mero chilingo» a morir. 

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Cuando, Neftalí Mejía, “La Tuba ” Martínez, el timbalero coro, Ovi Ponti, ya veteranos buscaron rebuscarse en la Barranca guapachosa.  

Solamente las bandas “La Original de Simití» y “La Pior es ná” escogieron unos pocos músicos de El Centro.

De todas maneras en diciembre navideño y durante todo el año la música más hermosa siempre fueron los acordes divinos al órgano del profesor santandereano Luis Lizarazo desde el campanario de la iglesia del padre José A López.

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Ovidio Beleño Alvarado, médico, ex dirigente deportivo, oriundo del corregimiento El Centro, es un referente histórico  de Barrancabermeja en sus últimos 80 años.

Barrancabermeja, diciembre 8 de 2024.


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