A los 22 años, Marc Andreessen creó el primer navegador web fácil de usar. A los 24, ya valía más de 100 millones de dólares. Entonces, Bill Gates y Microsoft aplastaron la empresa de Andreessen.
Lo que ocurrió a continuación desencadenó la mayor guerra tecnológica del siglo.
Corría el año 1993. Internet empezaba a tomar forma. Pero había un gran problema: era increíblemente difícil de usar. Fue entonces cuando un universitario de 22 años tuvo una idea que lo cambiaría todo.
Marc Andreessen y Eric Bina crearon Mosaic en la Universidad de Illinois.
Revolucionó la navegación web con funciones que hoy damos por sentadas:
Soporte para el protocolo HTTP/1.0
El botón «Atrás
Una interfaz limpia
Por fin Internet estaba al alcance de todos. Andreessen sabía que tenía algo grande entre manos. Así que se asoció con Jim Clark (fundador de Silicon Graphics) para crear Netscape en 1994.
A finales de 1995, habían distribuido más de 15 millones de navegadores en todo el mundo.
Pero alguien vigilaba de cerca.
Al principio, Microsoft subestimó la importancia de Internet. Cuando por fin reconocieron la amenaza, actuaron con agresividad.
En 1995, Gates sabía que los navegadores podían llegar a eludir Windows por completo. Lo que ocurrió a continuación cambiaría la historia de la tecnología:
Microsoft lanzó Internet Explorer en agosto de 1995.
Su estrategia fue despiadada:
Hizo que IE fuera completamente gratuito mientras que Netscape cobraba
Lo incluyó en cada copia de Windows
Integró IE profundamente en Windows
La integración técnica fue inteligente y devastadora:
A partir de IE 3.0 y Windows 95 OSR 2, Microsoft colocó el código del navegador en los mismos archivos que las funciones básicas de Windows.
Los documentos internos mostraban el objetivo:
Hacer que usar cualquier otro navegador fuera «una experiencia estremecedora».
Esto hacía casi imposible eliminar IE sin romper Windows.
En 1998, los estudios de mercado de Microsoft confirmaron que su estrategia funcionaba. Pero entonces llegó la reacción legal que sacudiría a Microsoft hasta la médula:
El Departamento de Justicia presentó una demanda antimonopolio en 1998.
Las pruebas eran irrefutables:
Integración técnica diseñada para bloquear a los competidores
Correos electrónicos internos que demostraban la intención de perjudicar a la competencia
Estudios de mercado que demostraban la eficacia de la estrategia
En noviembre de 1999, el veredicto del juez Thomas Penfield Jackson no tenía precedentes:
Microsoft se dividiría en dos empresas:
Una para Windows
Una para aplicaciones (incluyendo IE)
Fue el remedio antimonopolio más fuerte en décadas. Pero Microsoft no había terminado de luchar. En la apelación, Microsoft evitó ser dividida, pero tuvieron que:
Compartir interfaces informáticas con sus competidores
Poner fin a sus prácticas más agresivas
Someterse a una supervisión continua
Finalmente, Netscape fue adquirida por AOL por 4.200 millones de dólares en 1998:
¿Su impacto más duradero?
En 1998 abrieron el código de su navegador y crearon Mozilla.
Más tarde se convirtió en Firefox, que ayudó a romper el monopolio de IE.
El coste para Microsoft no fue sólo económico:
El caso antimonopolio cambió radicalmente a Microsoft.
Su agresiva innovación se ralentizó al volverse más cautelosa sobre las cuestiones antimonopolio. Esta cautela les saldría cara en la década de 2000, cuando Google y otros empezaron a dominar la era de Internet.
La guerra de los navegadores nos enseña algo crucial sobre las empresas de hoy:
La innovación no es sólo tecnología.
Se trata de confianza. Microsoft ganó la batalla, pero perdió algo más valioso:
La confianza de todo un sector.
En la era digital actual, la confianza es la moneda más valiosa.
Y hay un activo que genera confianza más rápido que cualquier otra cosa: Su marca personal.
Piense en ello:
Netscape hizo público su código, generando confianza a través de la transparencia.
Mientras que a Microsoft le salió el tiro por la culata.
Del mismo modo, los ganadores de hoy:
Los que construyen en público. Los que crean confianza con sus clientes.
El patrón está claro
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Fuente: Alex Xpert en X