Jaime Alberto Cabal, el actual presidente de Fenalco, se ha ganado la fama de ser un líder en teoría, pero su desempeño dista mucho de ser el de un verdadero representante gremial.
Aunque ostenta un cargo de poder en una organización como Fenalco que debería velar por los intereses de los comerciantes, su comportamiento y acciones no reflejan en absoluto la defensa genuina del sector.
En vez de ser la voz de los comerciantes que buscan soluciones concretas a los problemas que enfrentan, Jaime Alberto Cabal se ha convertido en un personaje que utiliza su posición para hacer oposición política de manera constante, generando más división que propuestas reales.
Lo que más llama la atención de Jaime Alberto Cabal es su narrativa repetitiva y pesimista.
Cada mes, sin falta, sale ante los medios a hacer declaraciones sobre la situación económica del país, pero lejos de presentar soluciones o vislumbrar alguna mejora, sus discursos están llenos de predicciones catastrofistas.
Jaime no es un líder gremial, no representa los intereses del gremio de comerciantes, como debería. Hoy es un líder político -lo cual es respetable-, que hace oposición con una narrativa que repite mes a mes, todas pesimistas y catastróficas. Incluso saca cifras que ya nadie le… https://t.co/iUAjH3vrZW
— Edwin Palma Egea (@PalmaEdwin) September 26, 2024
Habla de una crisis inminente, de la quiebra masiva de comercios, de la pérdida de empleo y del colapso total de la economía. Sus palabras, lejos de generar un llamado a la acción, solo siembran desánimo y desesperanza entre los comerciantes, quienes, cada vez más, se sienten desconectados de su supuesto representante.
Ese discurso pesimista de Fenalco ha ido perdiendo peso
Sin embargo, con el tiempo, el discurso de Jaime Alberto Cabal ha ido perdiendo peso. No porque la situación del país haya mejorado, sino porque su repetición constante de predicciones apocalípticas ha dejado de tener impacto.
Las cifras que presenta mes a mes ya no generan confianza. Los comerciantes y el público en general han comenzado a notar que sus datos carecen de sustento o, al menos, de veracidad. Fenalco menciona números inflados sobre la tasa de cierre de negocios o sobre la inflación, pero esos mismos números no coinciden con los reportes de organismos independientes o del propio gobierno. Esto ha generado una creciente desconfianza en su liderazgo.
Es común que, tras sus declaraciones, expertos en economía y representantes de otros gremios salgan a desmentir o a matizar lo que dice.
Economistas de universidades reconocidas e incluso algunos empresarios prominentes han comenzado a cuestionar abiertamente la validez de sus afirmaciones. Jaime Alberto Cabal, sin embargo, no se inmuta. Mes tras mes, repite las mismas ideas, con ligeras variaciones en el tono, pero siempre con el mismo mensaje de desesperanza.
Presidente de Fenalco quiere convertirse en figura política
Muchos han llegado a la conclusión de que Cabal, más que un líder gremial, ha optado por convertirse en una figura política. No busca representar a los comerciantes ni promover políticas que realmente los beneficien.
En lugar de eso, ha construido su plataforma sobre una crítica constante al gobierno.. Lo curioso es que, aunque utiliza su puesto para hacer oposición política, no parece tener un plan claro para mejorar la situación de los comerciantes. No propone iniciativas de ley ni gestiona reuniones con actores clave del sector económico. Su liderazgo se basa únicamente en la crítica y la denuncia, sin un enfoque constructivo.
Para los comerciantes, esto resulta especialmente frustrante.
Se encuentran en medio de un escenario económico difícil, con desafíos que requieren de soluciones prácticas y urgentes. Necesitan un representante que los escuche, que entienda sus problemas y que trabaje de la mano con el gobierno y otros gremios para encontrar salidas a la crisis.
Pero en Cabal no ven a ese líder. Ven a alguien más interesado en mantener una postura crítica por encima de cualquier otro objetivo, alguien que se ha acostumbrado a un discurso que ya no tiene eco en las verdaderas necesidades de los comerciantes.
En este contexto, es inevitable preguntarse cuánto tiempo más podrá Jaime mantenerse en su puesto.
A medida que más comerciantes se distancian de su narrativa y buscan alternativas para ser representados, su posición como presidente del gremio se ve cada vez más débil.
Aunque él insiste en que su papel es alertar sobre los peligros que enfrenta el país, la realidad es que su discurso cansa y ya no convence. Los comerciantes necesitan un cambio, y Jaime Alberto Cabal, en su empeño por politizar su liderazgo, parece estar cada vez más lejos de ser ese cambio.
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