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La historia del Pito de la refinería de Barrancabermeja

Independientemente de quien tenga la razón, lo cierto es que los barranqueños de «pura cepa», sintieron en ese año – 2003 – mucha nostalgia por no volver a oír el «pito».

La historia del Pito de la refinería de Barrancabermeja
La historia del Pito de la refinería de Barrancabermeja

Quizás los barranqueños menores de 25 años no sepan la historia del «pito» de la refinería de Barrancabermeja, un sonido algo parecido al claxon o bocina de un barco, de tono grave, profundo, que se producía desde el interior de la refinería y se alcanzaba a oír en toda la ciudad, incluso en las comunas 6 y 7 cuando la dirección del viento ayudaba a llevarlo hasta esas zonas apartadas del complejo petroquímico de Ecopetrol.

El «pito» de la refinería le indicaba a los trabajadores de Ecopetrol la hora de entrada a las 6:00 am y la hora de salida (para almorzar) a las 10:30 am.

Posteriormente volvía a sonar a las 12 del medio día para el reingreso de los trabajadores hasta las 4:30 pm, cuando la mayoría (exceptuando los que trabajaban de noche) abandonaban las instalaciones del complejo petrolero.

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En los años 50 y 60, cada salida de los trabajadores, (a las 10:30 am y a las 4:30 pm) de lunes a viernes, dejaba ver el tránsito de un espectáculo de más de 2000 bicicletas marca «Humbert», que desfilaban desde la puerta principal de la refinería, pasando por donde hoy queda el Cristo Petrolero, hasta la esquina de la USO Refinería, en una «avenida» que por aquellos tiempos solo era un camino de un solo carril, rociado de aceite negro que Ecopetrol regaba para evitar el polvo en verano y el barro en tiempos de lluvia.

Todas las bicicletas llevaban un «dinamo de botella» pegado a la rueda trasera, que servía para transformar  -la energía mecánica producida por el trabajador cuando pedaleaba- en energía eléctrica para encender una lámpara que la bicicleta llevaba en su delantera e iluminar las calles, especialmente cuando madrugaban para ir a trabajar.

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Además los trabajadores llevaban puestos sobre sus cabezas un casco metálico de uso obligatorio.

Esos caballeros – que venían provenientes de todos los rincones de la patria – fueron los fundadores y forjadores de lo que hoy conocemos como Barrancabermeja.

El «pito» duró sonando religiosamente, en los horarios establecidos por la empresa, durante 80 años.

El «pito» era un símbolo horario emblemático para Barrancabermeja que – prácticamente – formaba parte del acervo cultural barranqueño porque toda la ciudad, independientemente, de trabajar o no en Ecopetrol, ajustaba la hora en los relojes a la que sonaba el «pito».

Hasta las emisoras de la época ajustaban su señal horaria al «pito» de la refinería.

El dia que nunca más volvió a sonar el Pito 

La gerencia de la refinería de Barrancabermeja decidió suspender definitivamente el «pito» en el año 2003.

¿La razón?

La empresa argumentaba, en esa época, que el sindicato había cogido por costumbre usar el pito de la refinería cada vez que se proponía a llevar a cabo un «meeting» (una palabra en inglés que traduce «reunión»), que los trabajadores aprendieron de los gringos de la TROCO y ha venido formando parte del glosario petrolero barranqueño.

Un «meeting» en la refinería de Barrancabermeja significa una protesta del sindicato que generalmente termina en parálisis de las actividades, situación que no le agradaba a Ecopetrol.

Bajo ese argumento la empresa tomó la decisión de quitar definitivamente el «pito».

¿Qué opinaban desde el sindicato?

Para la USO fue una decisión política que el gobierno del ex presidente Alvaro Uribe buscó para ir acabando con ciertas simbologías que generaban un sentido de pertenencia de la comunidad con la empresa, ya que para esa época Uribe buscaba la privatización de Ecopetrol que finalmente logró a través de un 10% en manos de privados y posteriormente matricularla en la bolsa de valores de Nueva York.

Para algunos dirigentes sindicales el «pito» generaba un sentimiento de apego a la empresa que el gobierno de Uribe no estaba interesado en estimular.

Independientemente de quien tenga la razón, lo cierto es que los barranqueños de «pura cepa», sintieron en ese año – 2003 – mucha nostalgia por no volver a oír el «pito».


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