Una justicia en decadencia es un tema que preocupa a muchos y prende las alarmas en medio de la denuncia de un Golpe de Estado Blando.
Unas denuncias sin pruebas, amplificadas por los medios tradicionales de comunicación y un aparato jurídico sesgado contribuyen a una percepción generalizada de que todo está mal. La politiquería tradicional aprovecha esta situación para promover sus propios intereses, alimentando aún más la incertidumbre y la desconfianza entre el público.
Las denuncias sin pruebas son un problema que socava la credibilidad del sistema judicial.
Las personas acusadas de delitos pueden ser condenadas por el tribunal de la opinión pública antes de que se demuestre su culpabilidad o inocencia. Los medios de comunicación, hoy los máximos opositores del gobierno nacional, a menudo impulsados por la necesidad de captar la atención del público, pueden exagerar o distorsionar los hechos para crear historias más impactantes.
Esto genera una atmósfera de desconfianza hacia el sistema judicial, ya que los ciudadanos no saben qué fuentes de información creer.
La amplificación de las denuncias sin pruebas por parte de los medios de comunicación también puede tener efectos negativos en el aparato jurídico. Los jueces y jurados pueden verse influenciados por la cobertura mediática, lo que podría afectar su capacidad de tomar decisiones imparciales. Además, las denuncias falsas pueden distraer la atención de los verdaderos problemas que enfrenta la sociedad, impidiendo que se tomen medidas efectivas para abordarlos.
Según el expresidente Ernesto Samper, “Un golpe de estado blando no busca derrocar gobiernos, como en el pasado, sino impedirles gobernar a través de estrategias como: la judicialización de la política, el escándalo mediático, el daño reputacional, la pérdida de confianza en la economía, el ruido de sables, los conflictos institucionales y el deterioro de la imagen internacional.”
Los golpes de Estado blandos no buscan derrocar gobiernos, como en el pasado, sino impedirles gobernar a través de estrategias como: la judicialización de la política, el escándalo mediático, el daño reputacional, la pérdida de confianza en la economía, el ruido de sables, los…
— Ernesto Samper Pizano (@ernestosamperp) May 9, 2024
La llamada oposición inteligente aprovecha la situación para promover sus agendas y ganar apoyo popular.
Al hacerlo, pueden exacerbar las divisiones en la sociedad y socavar la confianza en las instituciones. La incertidumbre y la desconfianza generadas por las denuncias sin pruebas y la cobertura mediática sesgada pueden hacer que el público sea más susceptible a las promesas de cambios radicales y rápidos.
Esta combinación de factores está contribuyendo a la creación de un ambiente propicio para un golpe de estado blando.
Según el congresista Wilson Arias, “No ha existido en la historia reciente un gobierno al que le hayan hecho tan odiosa oposición, como se la están haciendo a Gustavo Petro. La élite le mantiene un golpe suave y mediático con una andanada de mentiras. Los huérfanos de poder, un bloqueo institucional y ahora, los enemigos políticos y corruptos, han iniciado un golpe jurídico
Esta odiosa y mentirosa oposición solo ha retrasado la solución a los problemas estructurales que llevan años enquistados en nuestro Estado-Nación”
No ha existido en la historia reciente un Gobierno al que le hayan hecho tan odiosa oposición, como se la están haciendo a @petrogustavo
— Wilson Arias (@wilsonariasc) May 9, 2024
La élite le mantiene un golpe suave y mediático con una andanada de mentiras
Los huérfanos de poder, un bloqueo institucional
Y ahora, los…
En este escenario, las instituciones democráticas pueden ser erosionadas gradualmente y los derechos y libertades individuales pueden verse amenazados. La desconfianza generalizada puede hacer que los ciudadanos estén más dispuestos a aceptar soluciones autoritarias que prometan estabilidad y seguridad.
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Sin embargo, es importante recordar que la justicia es un proceso complejo y las denuncias sin pruebas no deben ser aceptadas al pie de la letra. La sociedad necesita mantener un equilibrio entre la protección de los derechos individuales y la necesidad de mantener un sistema judicial equitativo y transparente.
La vigilancia y la responsabilidad de los medios de comunicación son esenciales para garantizar que la información que se difunde sea precisa y verificable.
Además, la clase política tradicional, hoy opositores al gobierno del cambio, deben ser responsables de sus acciones y de no aprovecharse de las circunstancias para promover agendas divisivas. La democracia es un proceso dinámico que requiere de la participación activa de los ciudadanos para que funcione correctamente.
La justicia en decadencia, alimentada por denuncias sin pruebas y un aparato jurídico sesgado, puede crear un ambiente propicio para un golpe de estado blando.
Los medios de comunicación y los políticos tienen un papel crucial en la creación y el mantenimiento de este ambiente. Es fundamental que los ciudadanos estén bien informados y participen activamente en el proceso democrático para garantizar que las instituciones y la sociedad en su conjunto permanezcan fuertes y resistentes.
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