La idea de dejar de promover las obras de cemento y privilegiar el cuidado del medio ambiente no es algo reciente, pero ahora en el marco del calentamiento global y el cambio climático, y en medio de la coyuntura del intenso verano que se vive, toma fuerza que se debe privilegiar los arboles sobre el indiscriminado uso del cemento.
En un clima como el de Barrancabermeja, con sol intenso y alta humedad, se necesita sombra para poder soportar el día, y no se entiende como se hacen obras publicas sin considerar ese detalle.
Se han construido parques o se han reformado metros y metros de andenes sin siquiera sembrar un árbol para dar sombra, refrescar y atrapar dióxido de carbono, los grandes retos de este siglo.
Los planificadores y ejecutores de la administración local son totalmente inmunes a pensar con creatividad e innovación, solo repiten fórmulas que ni benefician a la comunidad ni le aportan al medio ambiente.
Por eso vemos plazas, andenes, parques y demás obras públicas sin la sombra de los árboles. Lo peor es el olvido, lo que antes se hacía en la ciudad, como en el siglo pasado el parque Infantil fue hecho pensando en la gente con árboles para el bienestar colectivo.
El futuro de la ciudad, y del planeta, pasa por un cambio en la forma como nos relacionamos con el medio ambiente y requiere una forma de pensar basada en una relacion cada vez más estrecha con la naturaleza, que busque integrar árboles y personas en los espacios públicos.
Reforestar no es solo una necesidad o un acto de bondad, es un imperativo de la civilización que necesita que lo público se defina desde una relacion cada vez más simétrica y equitativa con el medio ambiente.
No se pueden seguir construyendo metros y metros lineales de andenes sin sembrar un solo árbol, que ha sido no solo una vergüenza por la miopía urbanística sino un desperdicio de recursos públicos en cemento inane.
Las malas decisiones administrativas que se expresan en proyectos de inversión pública faltos de innovación y carentes de creatividad deben ser corregidas, y se necesita un gobierno local que piense lo colectivo con una visión más humana y ecológica, que desde el espacio público empiece a generar un cambio en el imaginario donde la naturaleza tome un papel protagónico y se enseñe que se debe recuperar el equilibrio con el medio ambiente.
Estamos en la transición de dejar atrás el petróleo y vamos a erigir una ciudad del sol, construyendo nuevas formas de pensar el espacio y nuevas formas de valorar lo que es realmente importante para la vida de la gente, así que lo que se requiere considerar es el entorno natural que le puede dar calidad de vida, así como oportunidades y beneficios, a Barrancabermeja.