Los límites reales de la cancha Shannon iban entre la carrilera que luego se convirtió en calle 12 y creo ahora es la 52, no se si alguna vez se llamó Avenida del Ferrocarril y la calle 10, luego 50 y creo recientemente rebautizada como «centenario».
Esta calle moría en la intersección con la diagonal o carrera 11, había un portón grande con su respectivo candado que daba acceso al área de los campamentos.
Es justo decir que la Troco tenía un empleado llamado «jefe de celadores» que era el señor Saavedra, que cargaba las llaves de todas las casas y portones que pertenecían al campamento.
Padre de un excelente portero, el Chinche (Ramiro Saavedra) y de una hermosa joven que fue reina pero no sé indicarles de qué, pues todavía no se habían iniciado los reinados del petróleo (1960).
Un lado, el lado izquierdo de la cancha (centro juvenil hacia hospital regional) limitaba con la malla que coincidía o limitaba con la carrera o diagonal 11.
El lado opuesto era una carretera de asfalto que subía hasta el centro juvenil pasando por encima de los rieles y separaba las casas de trabajadores (Perea, Plata, Pico, Arnulfo Arenas, etc).
Esos eran los límites del campo SHANNON
De lo que sería la prolongación de la calle 10 hacia abajo y dentro del área de la malla, estaba la primera cuadra dónde – entre otros – recuerdo a la familia Chávez, futbolistas varios de ellos y una de las hijas, Belén (q.e.p.d.) muerta recientemente (2022) fue jugadora de basket, se casó con «Cotorra Pineda» el primer barranqueño en jugar fútbol profesional (Santa Fe).
En la última casa – de esa misma cuadra – vivía una familia ocañera de apellido Álvarez.
Mi contemporáneo Rubén Angel (chipitin) trabajó y salió jubilado de la refinería ECP.
La segunda cuadra la encabezaba la familia Parra, una de las niñas se llamaba Ruby, vivían los Cruz (Alfonsito q.e.p.d. estudió conmigo en el colegio del maestro Angarita en Medellín), vecinos de don Nicanor Arias, celador de la refinería y una familia Torres – vecinos de nosotros – que habitábamos la última casa de la cuadra.
Calle de por medio existían dos cuadras que – creo – eran de bahareque.
En la parte de arriba entre los Parra y el rumbón había dos casas grandes dónde habitaba el señor Arenas, padre de Arnulfo, «Mañiño» otro hermano y una segunda casa pegada, que era de las enfermeras.
Finalmente y colindando con el hospital regional San José (creo que así se llamaba) estaban las casas grandes (2 cuartos, 1 sala, un baño, pasillo comedor, fregadero de ropa, lavaplatos y cocina de gas).
Casas habitadas por Don Eladio Rincón y familia, el señor Duran, el señor Solorzano, el señor Rafael Arrieta.
Antes vivió Marco A Gómez, uno de los primeros basquetbolistas en el Centro Juvenil (otra historia), familia Moncada López (yo mismo) y familia de Cristobal Martinez.
En dirección al puente quedaba la casa de los Palomino (la hija mayor cumplió 100 años en el 2023), su hermana menor Bernarda de vez en cuando se pasea por estás redes.
En otro par de casas vivía la familia Portala ancestros de nuestro apreciado padre Portala. El vecino se los quedó debiendo.
Esta área de la SHANNON, el Centro Juvenil y los campamentos estaban separados por otro grupo grande de cuadras de casas por el llamado rumbón y un puente («huelemiaos», otro capítulo de la historia).
Pido disculpas si algún comentario puede causar molestia y estoy presto a editar.
POSDATA: Acudiré a Chica Torres, a Benjamin, a Ligia, Candelaria, Rosa Amelia, Elvia, Bernarda, a todos para que ayuden a trasmitir historia y recuerdos.
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El ingeniero Jaime Moncada nos comparte un escrito de lo que recuerda de la Cancha Shannon
Pocas personas como el ingeniero barranqueño JAIME MONCADA LOPEZ, que de niño y joven vivió muy cerca a los llamados Campentos de Ecopetrol en el sector comercial de Barrancabermeja, nos puede contar, con mucha precisión cómo eran los tiempos de la mítica CANCHA SHANNON.
Don JAIME MONCADA vive actualmente en los Estados Unidos en la ciudad de RESTON condado de FAIRFAX, VIRGINIA cerca a Washington DC