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Tropicana de ser la «más bacana» se convirtio en la «más inhumana», pero sobretodo en la «más tirana»

El irracional episodio de hoy en Tropicana, marcado por violencia machista-misógina, sesgo informativo, distorsión de la realidad, engaños, insultos y calumnias contra la autoridad, sirve como un crudo recordatorio de la importancia de defender los estándares éticos en los medios.

Circula en redes sociales un video dónde un locutor de la emisora TROPICANA Cali, un tal FRANCISCO «PACO» RAMÍREZ  maltrata verbalmente a su compañera de trabajo «al aire» directamente desde la propia cabina de la emisora y ataca – con injurias y calumnias en vivo – al Presidente de la República Gustavo Petro diciendo que «es un narcotraficante y que roba al país».

En el incidente de hoy  en radio, altamente inquietante dentro del ámbito de la transmisión, Tropicana emitió un segmento que no solo mostró violencia machista-misógina, sino que también abarcó una variedad de comportamientos poco éticos, como sesgo de información, distorsión de la realidad, engaño, insultos, y calumnias contra el presidente de la república.

Este episodio no solo plantea preocupaciones sobre el uso responsable de los medios de comunicación tradicionales, sino que también destaca el daño potencial que puede surgir cuando se cruzan los límites éticos.

El incidente se desarrolló cuando Tropicana, aparentemente considerada una fuente de información y entretenimiento, dio un giro alarmante al transmitir contenido que perpetua la violencia contra las mujeres.

Tropicana no solo violó los estándares éticos básicos, sino que también contribuyó a la perpetuación de los estereotipos nocivos, normalizando el comportamiento que tiene graves consecuencias para la igualdad de género.

El flagrante desprecio por el bienestar y la dignidad de las mujeres en este caso es profundamente preocupante, ya que socava los esfuerzos en curso para crear una sociedad más inclusiva y respetuosa.

El episodio exhibió un sesgo claro en la difusión de la información.

Los medios de comunicación, incluidas las estaciones de radio, tienen la responsabilidad de proporcionar información precisa e imparcial a su audiencia.

Sin embargo, en este caso, la distorsión deliberada de la información plantea dudas sobre el compromiso de la estación con la integridad periodística.

La audiencia se basa en las plataformas de medios para mantenerse informados sobre los eventos actuales, y la introducción de sesgo erosiona la confianza que debería existir entre la emisora y su audiencia.

La distorsión de la realidad fue otro aspecto desconcertante del episodio.

La manipulación intencional de hechos y eventos no solo equivoca a la audiencia, sino que también socava la esencia de los informes veraces.

Una sociedad que valora la transparencia y la honestidad debe ser desconfiada de los medios de comunicación que se involucren en distorsionar la realidad, ya que esto puede tener profundas implicaciones en la percepción pública y la toma de decisiones.

El insulto a la mujer y al presidente de la república jugó un papel central en el episodio, ya que Tropicana ofendió activamente a su audiencia.

Las prácticas engañosas erosionan la base de la confianza que debería existir entre un medio de comunicación y sus seguidores.

Este incidente no sólo traicionó la confianza de la audiencia, sino que también la expuso a contenido dañino bajo falsos pretextos, enfatizando aún más la necesidad de que los medios rindan cuentas y una transmisión responsable.

Son cosas que no pueden volver a suceder

Los insultos, comentarios perjudiciales y calumnias dirigidas a la periodista mujer que fue víctima y al presidente de la república agregan otra capa de preocupación al episodio.

Este comportamiento no sólo daña la reputación de las personas objetivo, sino que también contribuye a un discurso público tóxico. Es imperativo que los medios de comunicación ejerzan restricción y responsabilidad al discutir figuras públicas para mantener un entorno democrático saludable.

El irracional episodio de hoy en Tropicana, marcado por violencia machista-misógina, sesgo informativo, distorsión de la realidad, engaños, insultos y calumnias contra la autoridad, sirve como un crudo recordatorio de la importancia de defender los estándares éticos en los medios.

El incidente subraya la necesidad de medidas regulatorias y campañas de concientización pública para garantizar que los medios de comunicación prioricen la verdad, la transparencia y la transmisión responsable, contribuyendo así a la creación de una sociedad más informada y respetuosa.

Defensores de las mujeres y de su dignidad esperan que las directivas del Grupo PRISA puedan tomar decisiones al respecto y que todos los medios de comunicación asumamos responsabilidad con la audiencia y se tomen medidas para pensar cómo están comunicando y pero sobretodo que observen las distintas violencias que ejercen contra las mujeres durante sus emisiones.

Muy mal Tropicana


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